Prólogo

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Las cadenas rastrillaban por aquel suelo de madera mientras un silbido un tanto tétrico resonaba en las paredes de aquel oscuro lugar, ni siquiera la luz de la luna podía tocarlo, era imposible que esta llegase a ese subterráneo sótano en el aquel hombre de costosa ropa se encontraba.

Una bonita prisión preparada para una pequeña alma que ni siquiera se lo esperaba era lo que había allí.








...

Los aplausos resonaron mientras su respiración se sentía agotada y el cabello rubio se pegaba a su frente por el ligero sudor, las luces estaban completamente en él y cuando su cabeza se levantó pudo observar al público de pie, mostrándole admiración tanto a la mujer a su lado como a él.

Jimin amaba bailar y era lo que se dedicaba en aquel teatro desde hacía ya más de un año, un años en el que se había vuelto el blanco de deseo de un hombre que ni siquiera conocía.

Con 25 años tenía ya una carrera de diez en este mundo, pero seguía sintiéndose igual de emocionado que la primera vez.

No, Park Jimin jamás sintió aquellos ojos que parecían querer perforar su alma mientras las palmas se movían al compás del resto del público, estaba tan absorto en las emociones que sentía arriba del escenario que nunca le noto y tal vez el cansancio, o su falta de atención fuera de este jamás le permitió notar como era seguido todas las noches al salir del teatro, menos como le observaban dormir durante horas, o como le esperaban al amanecer para verle salir de su casa y correr por aquel parque, no, Jimin jamás noto nada de eso, aunque a veces si se sentía observado al caminar por las calles de Seul, nunca encontró una razón de ello y prefirió solamente ignorarlo, pues nunca había pasado nada.





....

— ¡Buu! —. Jimin se sobresaltó cuando sintió esas manos tocarle el abdomen.

— Idiota—. Dijo a uno de sus hermanos, ambos nacidos en el mismo tiempo, pero con diferente rostro, si, así era Taehyung, un chico alegre y elocuente que adoraba a su familia.

— ¿Qué sucede? —. Si, Jimin nunca había sentido nada tan extraño hasta la mañana que inicio todo. —¿Por qué estás tan asustado? —. Ambos estaban en aquel parque.

Jimin hacia mucho ejercicio al día y ya tenía hasta una rutina trazada en su vida, una que aquella persona que le observaba desde una camioneta negra se había memorizado.

— Nada—. Respondió Jimin y es que ¿qué podía decir? él se sentía paranoico nada más y no quiso preocupar a su hermano. —¿Qué haces aquí? —.

— Papá me mando a buscarte—. Si, aquel parque donde solía correr no era muy lejos de su hogar y eso lo sabía Min Yoongi, un hombre realmente apuesto en sus 30 años completamente obsesionado con Jimin.

Un espejo para Narciso (YOONMIN) PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora