Des-Preocupar

2.4K 330 77
                                    

Si no estuviese temblando sobre la cama estaría quejándose sobre la jodida mierda en la que se había metido, sus dedos se movían sintiendo la incapacidad de quedarse quietos, sus pies se mecían y aunque tratara de calmarse no podía, no había visto su celular desde que había llegado a la casa, la poca información que sabía era toda dicha por Conway, Horacio sabía que estaba con el Super pero él era quien debía encargarse de contar la situación de cómo había terminado encerrado, una conversación que esperaba dilatar lo más que pudiera.

Sentía su frente volver a sudar en frío, dudaba que si era peor la sensación de ansiedad o las ganas de seguir consumiendo droga, Gustabo esperaba que pronto acabara todo esa molesta respuesta fisiológica de su cuerpo ante la ausencia de aquello que lo había dejado en su actual escenario. Se abrazó a sí mismo, porque no había otra cosa que pudiese hacer en ese momento, no podía reclamar, no podía huir, no cuando su carcelero descansaba sobre una silla interrumpiendo su paso a la libertad.

Conway se había tomado con seriedad su papel de carcelero hasta que aquel proceso terminara y esperaba de todo corazón que su exposición por un periodo tan corto no fuese más que esa noche y el día siguiente, estar ahí le hacía peor, le hacía mal, la mera existencia del superintendente traía consigo la disruptiva a todo su conocimiento de sí mismo, era la personificación viva de algo que no debía ser, Conway no representaba aquella aversión al sexo, no traía consigo las crudas imágenes de su madre siendo follada por desconocidos casi frente a él para ser luego ser golpeada y tirada como un estropajo en el suelo sucio de la cocina.

Su olor, su presencia y cercanía eran un inhibidor de aquellos recuerdos, dejaba libre aquella parte de sí mismo en que podía sentir algo más que una reacción física. Estaba metido en la peor mierda pensó acurrucándose mientras rechinaba sus diente.

La pregunta del porqué había ocurrido todo aquello en el baño se posaba sobre su lengua cada tres suspiros y dos escalofríos como si esta ya fuese parte de toda su sintomatología de abstinencia, había aceptado, o más bien medianamente aceptado sus palabras, se habían besado, habían simulado follar y para rematar en el conteo de todo lo malo que había pasado, es que se habían corrido utilizándose el uno al otro. Y la salida silenciosa de Conway de la ducha fue tomada por él como un "esto nunca ocurrió".

Pero si había ocurrido, aún recordaba lo caliente que se había puesto, lo que había disfrutado con cada beso salvaje, cada embestida contra él y cómo en su mente aún revoloteaba la invitación a ser follado de verdad cuando estuviese totalmente sobrio.

Gustabo estaba mal por las drogas y lo sabía. Pero ¿Cuál era la excusa de Conway para haberlo hecho? Y si tras pasar por todo esa mierda de desintoxicación a la que estaba siendo obligado aún deseaba que el Superintendente cumpliera su palabra ¿Qué mierda haría?

Un escalofrío más y sus ojos se sintieron pesados, demasiado para mantenerse abiertos, su cuerpo estaba cansado, exhausto y tras un largo tiempo su cabeza comenzaba a retomar una buena relación con él y lograba calmarse, un par de pestañeos, una inhalación profunda del aroma de la habitación, del olor a shampoo, jabón y cigarrillos, y finalmente pudo dormir.

//**//

— Voy a abogar por tu inteligencia, y porque sabrás cual es la mejor decisión. — Estaba ansioso, esperaba que aquellas palabras fueran su libertad y el final del confinamiento, el final de todo lo que parecía un mal sueño de la que sólo tenía lagunas de haber sentido las peores sensaciones hasta ahora. — Pero te advierto sólo una cosa, si me entero o me doy cuenta de que vuelves a tener encima esa mierda, no seré tan benevolente como esta vez, capullo —

— ¡Joder que puto ofertón! — una de sus cejas se levantó y Gustabo hasta podía leer los insultos en los que estaba pensando Conway.

— Irás a tu casita de mierda, te tomarás lo que queda de día, le explicarás a Horacio por qué cojones estabas acá para que deje de romperme las pelotas con tantas preguntas y mañana vuelves a currar como si nada de esto hubiese pasado. — Apretó sus dientes con el final de la frase pero el rubio procuró mantenerse callado antes de dejar salir esa repentina molestia.

Des-Inhibition || IntendentePlayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora