C A P Í T U L O: XXII

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-Deja esto aquí, yo vuelvo en un segundo.- avisó la omega.

Caminó hasta encontrarse con su hermano, no sin antes saludar a los presemtes. -¿Tienes las llaves de mi auto?- le preguntó dulcemente. El alfa solo asintió y le entregó lo mencionado. -Vuelvo enseguida.- se despidió y salió acompañada del rubio.

Llegaron al estacionamiento, donde se detuvieron para darle indicaciones a una señora mayor que aparentemente estaba desorientada.

-Cuando seamos viejos, juro llevarte a todos lados para que no te pierdas.- prometió JiMin tomando la cintura de la contraria para juntar sus labios en un suave beso.

-¿No es muy pronto como para empezar a planear el futuro?- cuestionó arqueando una de sus finas cejas. -Debemos vivir el presente, y disfrutarlo.- pasó sus manos sobre los hombros del alfa, uniendo sus belfos nuevamente.

-No hay nada que disfrutaría más que pasar el resto de mi vida a tu lado.- murmuró sobre los labios ajenos.

La peli azul sintió derretirse en los brazos de aquel que fantaseaba en voz alta. Sus ojos mostraban un brillo único, algo que jamás había visto antes, hacia juego con el leve cosquilleo en su estómago. -Solo tienes que dejarte amar.- salió de los carnosos y rosados labios.

Mentiría si dijera que no iba a caer ante esas simples palabras, pero tenía orgullo, demasiado para ser sinceros, y no iba a demostrar todos los estragos que causaba en ella. -Jamás tendrás la capacidad para amarme.- dijo, aunque ella sabía el verdadero significado de esa oración.

-¿De verdad crees que no? Me enamoraría de tí de todas formas, con tus cambios futuros y lo que fuiste en el pasado. Eso es el amor.- se aferró a la cintura de la Omega, mientras su vista estaba fija en las expresiones de la contraria. -¿No crees que es tiempo de darnos esta oportunidad?- cuestionó en un susurro.

Las palabras que escuchaba la dejaron boquiabierta, como era posible que supiera que decir para conquistarla. Si en ese momento se hubiera detenido a pensar lo que pasaba, seguramente las sospechas le carcomerían la cabeza hasta por fin dar con la verdad, pero en vez de eso solo se alejó y subió a su automóvil.

Las calles estaban algo desiertas por el frío que hacía, la nieve pronto haría su magnífica presencia y todo sería más relajado. Las pequeñas gotas de lluvia impactaban el el parabrisas del Ferrari azul, que contenía a dos personas en absoluto silencio. Ninguno había dicho una sola palabra desde que salieron, y eso estaba molestando al rubio.

-¿No dirás nada?- reclamó, pero solo recibió silencio. Suspiró frustrado y se recostó un poco en el asiento, después de todo solo faltaban unas calles para llegar a su casa.

-Piensa en lo que dije, no es necesario que me des una respuesta inmediata. Pero me aliviaría saber que siquiera lo vas a considerar.- habló cuando el auto se estacionó. -Te veo mañana, supongo.- se despidió, bajó del vehículo y abrió las rejas de su casa.

No había salido bien su cita, nisiquiera pudo tener una conversación decente con ella. Suspiró con cansancio buscando la llave de la entrada. Cuando la cerradura fue abierta, dio un último visazo al Ferrari estacionado y entró a paso despreocupado a su casa.

El vehículo avanzó un par de calles, con una nerviosa omega. ¿Qué se supone que estaba haciendo?

Park dejó sus pertenencias a un lado y se tiró en el sillón, pasando sus manos por su cara con frustración. Unos golpes insistentes en su puerta lo sacaron de su pequeños trance. Se acercó al pedazo de madera. -¡JiMin!- lo llamó la inconfundible voz de SoYoung.

Abrió rápidamente la puerta, encontrándose con la peli azul mirándolo fijamente para depués besar con fervor sus labios. La tomó en brazos sin romper el contacto de sus bocas y apoyó la espalda contraria en la pared más cercana.

The Omega Of My Nightmares? +18 (Park JiMin) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora