POV DOVE
Luego de que regresé a casa de Barcelona, me he dado a la tarea de escribir las cosas positivas y negativas que me pasan durante el día para después meditarlas. Y hoy mi día no pudo acabar peor, al menos había podido cruzar algunas palabras y miradas con Sofía. No sé por qué ni me di cuenta de que ese auto salía, pero lo más extraño fue que entre tantas personas con las que pude tener el accidente, fue con ella.
No tienen idea de lo difícil que fue para mí no poder hablarle directamente y ser como antes, me acostumbré tanto a ella. Debo admitir que todo esto será más difícil de lo que pensé, y ahora con un brazo roto no había forma de escapar e ir ahora mismo a buscarla. La pobre se asustó tanto hoy, que en mis fantasías imaginé que le daba un beso y en eso le trasmitía toda la seguridad que necesitaba. Pero no podía hacerle eso, mucho menos aprovecharme de la situación para hacerlo.
Y en fin.
Joey Lynn, les explico que en realidad no sé mucho de ella. Solo que en clases se presentó y luego de prestarle un lápiz y una hoja, me dijo que tenía bonitos ojos. Yo solo le correspondí diciéndole que al igual sus azules me parecían lindos. Y al final terminamos llevándola a su casa, como ya saben, ella parecía ser muy amable.
ღ
Hoy era miércoles, me había tomado un día para tratar de descansar. Llegué a la escuela y me senté con cuidado sobre mi escritorio, aún me seguía doliendo el brazo, ahora todo era doblemente difícil. No podía escribir, no podía arreglarme, no podía pintar, no podía hacer muchas cosas realmente. Mi padre supo la mitad de lo que pasó, digo la mitad porque Jay y yo le mentimos con que me había caído, y ahora quería contratarme a alguien para que cuidara de mí. Pero era absurdo, lo intentaría sola.
Jay me llevó a la escuela, después de todo estudiamos donde mismo. Una vez en el aula, saqué mi celular, fue cuando percibí que alguien se paraba al frente de mí, y al girarme era la nueva; Joey.
—Buenos días —me dijo con una sonrisa modesta y luego se sentó a mi lado—. ¿Qué tal ese brazo?
—Creo que está mejor, muchas gracias por preguntar —contesté coordial.
—Por nada. ¿Tu novia se enoja si me siento aquí?
—¿Mi qué? —No recordaba en lo absoluto que había dicho que Sofía era mi novia. Y por otro lado no esperó mi respuesta para sentarse—. N-no, no es mi novia. Es decir, nos estamos dando un tiempo.
—La prueba de amor —contestó segura, y yo fruncí el ceño: parecía muy segura de lo que decía—. Yo salía con alguien hace tiempo —explicó y luego suspiró—. Y cometí el gran error de ocultarle algo pues no quería herirla. Y terminé haciendo todo lo contrario.
Yo solo asentí, no entendía por qué la confianza tan de pronto y luego me puse a sacar mi libreta para cortar la conversación. Además, quizá adelantarme a hacerlo me ahorraría mucho durante la clase.
De pronto escuché unas zapatillas y cuando me giré para ver, sentí cómo el corazón me latió de prisa: era Sofía. Ella iba entrando en el aula. Y en lo absoluto se le ocurrió voltear para verme. Suspiré, me dolía que ella fuera así de seca y fría conmigo, pero supongo que me lo merecía. Solo esperaba que un día me perdonara por todo.
—¿Te gustaría salir a dar la vuelta? —escuché y volteé hacia mi lado derecho, era Joey de nuevo.
—No me siento muy cómoda de salir con todo esto —señalé mi brazo y vi como sus labios se separaron.
—Hoy llegó mi auto. —No tenía idea bien de qué quiso decir con eso pero solo asentí—. Podemos ir a comer algo cerca, digo, en la hora libre.
—No te ofendas, pero no me siento muy segura de salir con alguien ahora.
—Oh. —Ella asintió y yo miré hacia Sofía quien se sentó por los primeros lugares de la fila del medio—. Entiendo.
Dentro de poco entró la profesora de artes y luego la clase comenzó, pero tenía la mente tan bloqueada por la chica peli-castaña que estaba a unos lugares de mí, que comencé a sentirme mal.
—Señorita Hosterman, ¿se siente bien? —preguntó la profesora y todos se giraron para verme. Menos Sofía.
—Ah... sí.
—¿Segura? La noto algo pálida. Quizá debería ir a enfermería.
Asentí, me levanté y junté mis cosas como pude, y en lo absoluto necesitaba aire, así que salí tan rápido como pude del aula. Una vez fuera pude soltar todo el aire que llevaba rato reprimiendo dentro de mí.
Tenía el brazo roto, pero tener el corazón roto por alguien dolía incluso más que lo físico. Porque las heridas por fuera cierran un día y un día la cicatriz se convierte en algo de tu propio cuerpo. Pero lo que viene de dentro, eso es algo tan profundo y tan dentro de ti, dentro de lo más puro, lo ajeno o desconocido para otros, que solo tú mismo entiendes tu propio dolor.
Mis ojos se nublaron y sentí un piquete sobre el pecho que sentí que oprimía con mis propios sentimientos. Qué daría por regresar el tiempo y haberle contado todo a Sofía. Pero no ganaba nada lamentándome, necesitaba dejar ir esto, así que estaba decidida, le pediría perdón. Necesitaba sanarme a mí misma.
Caminé por los pasillos de Carrington University, la mayoría estaban en clase así que todo estaba aparentemente solo. Llegué hasta el auto y me subí, puse música tranquila y me recargué sobre el respaldo cerrando los ojos un momento. Después de 32 minutos exactos más, la campana sonó y todos comenzaron a salir de sus clases; la escuela se había llenado; era la hora en la que todos se cambian de salón para su siguiente materia. Me bajé del auto poniendo el seguro y justo antes de avanzar escuché a alguien detrás de mí.
—Chlo.
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El último deseo (Dofía)
Fiksi RemajaLuego de que Dove se fue a Barcelona por los últimos dos meses, las cosas Realmente cambiaron para ella y Sofía, todo ha dado un rumbo inesperado. Los secretos no han dejado de salir a la luz, y el misterio de la muerte de Sabrina no ha dado por co...