Ojos color cielo

Principio y ¿Fin?

Las paredes color blanco hueso de mi habitación bien entrada la madrugada parecían torres que se perdían en lo oscuro de mi techo, a pesar de ser una casa pequeña, tenía un techo excesivamente alto y aquello horadaba más mi ánimo, no sabía cuánto tiempo había pasado desde que me encerré entre estas 4 paredes, mi teléfono fue lo primero que perdí de vista, no me servía de nada ver esos colores vivos y esa luz cegadora si igual solo veía calamidades que me recordaban lo perdido que está este mundo. Después cayó mi cuerpo, una barba fina y quebradiza me crecía por el mentón, picaba, pero no tenía ningún interés en encender una luz o buscar unas tijeras para recortar ese invasor. Por último, cayó mi espíritu, recordaba lo que era reír, labios curvados en una media sonrisa y diversos sonidos que en el contexto actual no resultan agradables a mis oídos, que me encuentren ya da igual, aunque no creo que eso ocurra, el mundo parece sumido en el mismo letargo en el que me encuentro yo desde hace varios años, solo que ellos lo llaman cuarentena, yo lo llamo soledad.

Cuando me encontraron me dijeron que apenas habían pasado 6 meses, para mí parecieron años, pero tenía sentido, ese pequeño invasor no había crecido lo suficiente como para que fueran años los que había pasado en esa casa. Me di cuenta que estaba en frente de un lago de aguas cristalinas, en la orilla crecía un hierba muy fina, extraño teniendo en cuenta como puede crecer la naturaleza cuando tiene abundante agua, el cielo se veía tan azul como los ojos de alguien cuyo nombre no recuerdo y no había nubes, pero si una corriente de aire fresca como el agua del lago que me llenó los pulmones de algo parecido a la vida. Me preguntaron un par de minutos como había llegado hasta allí, pero sinceramente no recordaba así que me zambullí en aquel lago de aguas cristalinas y dejé que el agua se llevara todo mi desasosiego y desesperanza, nadé por horas, como si quisiera renacer con cada onda que generaban mis lánguidos brazos en el agua. Al salir me recibieron, no conocía a quién me elevó por los aires pero al bajarme me encontré de frente con ella, no recuerdo su nombre, con un rostro hermoso, la chica de ojos color cielo.