🍃Rutina🍃

🍃Capitulo 9🍃

Rondaban las dos y media de la madrugada, dos idiotas se encontraban sentados en una cama, con las piernas cruzadas, uno frente a otro, mirándose fijamente. Parecía como si estuvieran en una eterna ''guerra de miradas'', pero, en esta no pierdes si parpadeas, en esta ''guerra'' ambos habían perdido, ambos tenían el pulso acelerado y la mirada enamorada, simplemente habían perdido ante los ojos del otro.

Silencio.

Entre ellos el silencio parecía una hermosa melodía, de la cuál se enamoraba más y más de ella a cada segundo.

La luna.. la luna iluminaba el cuarto, con su tenue luz moribunda, siendo así, la testigo de las miradas, suspiró y sonrojos por parte de los chicos.

Kakashi se contrajo un poco incómodo en su lugar. Si seguia mirándolo a los ojos, se perdería por completo. Pero ¡Es imposible no mirarlos! Podría ver en aquellos ojos el cielo  negro de la noche, siendo cubierto por un manto de estrellas. Cualquiera se perdería en esos hermosos ojos.. no, solo el podía ver la belleza en estos y lo que más le reconfortaba, era que sabía que solo el tenía el derecho de ver aquél brilló en los ojos del azabache.

Tal vez no lo admitiera, en realidad, no se había dado cuenta de ello, pero, en lo más profundo de su ser sabía que, solo el, tenía el permiso de ver aquella hermosa noche estrellada en los ojos del azabache.

Por otro lado, el azabache estaba un poco desesperado, no es que estuviera incómodo, no, claro que no.. pero el cubrebocas ya le estaba sacando de sus casillas, quería ver qué había detrás de aquel jodido cubrebocas.

¿Y si le pedía que se lo quitará?

Ya llevaban un buen tiempo en silencio, así que si rompía el hielo no pasaría nada.

¿Cierto?

— Oye Kakashi — llamo encontrándose de inmediato con el par de ojos grises —, ¿Porque siempre traes un cubrebocas? ¿Acaso estás enfermó? — pregunto, inclinándose un poco asía atrás.

Kakashi se puso nervioso por las repentinas preguntas, pero aún así respondió —. No... No estoy enfermó — contestó —, simplemente no me gusta mi físico — musitó débilmente, sin la intención de que el azabache lo escuchará, y así fue, Óbito no entendió lo último que dijo, así que se inclino asía el, arqueando la espalda.

— Lo siento, no te escuché ¿Puedes repetirlo? — preguntó, lo miraba tranquilo, tranquilizando así a Kakashi.

— Que.. no... No me gusta como me veo — titubeó nervioso y con las mejillas ardiendo —; yo.. soy... Soy feo — decía cada vez más nervioso, con las manos en su pecho y jugando con sus dedos.

Óbito se reincorporo, poniendo la espalda recta y cruzando los brazos en su pecho.

— Mentiroso — fue lo primero que salió de sus labios, Kakashi lo miro con los ojos abiertos —. Es obvio que no eres feo, en realidad eres hermoso — confesó el azabache, sin darse cuenta de lo que decía por la molestia que sentía al escuchar las palabras feo y Kakashi en la misma oración —, tienes un cuerpo que cualquier mujer envidiaria, un cabello blanco, algo que no es común, y también tines una piel blanquecina, ¡Cómo la leche! — expresaba el azabache con total sinceridad.