Jungkook, 16 años.
Eran las ocho de la mañana, Jungkook lavaba dos hojas de lechuga con un sentimiento de euforia, hacía mucho que no había estado tan ansioso y emocionado, pero intentaba aparentar su ánimo de siempre con una neutra expresión. Vestía sus jeans favoritos, su camiseta verde neutro y las zapatillas que guardaba en el armario solo para ocasiones como esa. Puso una lechuga entre dos torrajas de pan mientras escuchaba cómo alguien lavaba sus dientes en el baño del corredor: era Taehyung.
Taehyung había llegado de forma inesperada cuando tenía once años, era una noche fría más, sintiéndose solo, pidiendo ridículos deseos a las estrellas, deseos que nunca se cumplían, pero que el pequeño pelinegro anhelaba con el alma. Jungkook era callado en ese entonces, arisco, estaba seguro que algo estaba mal en él, imaginaba su corazón como una roca negra y dura, monótona.
Se encontraba admirando las estrellas en el tejado de su casa, una casa simple en mitad del campo, a una hora en coche de la ciudad. Solía subir ahí algunas noches en que el sentimiento de vacío se sentía insoportable, se escabullía a escondidas, entonces podía hablarle a su constelación favorita y pedir su deseo.
Sus deseos eran banales la mayoría de las veces: una libreta de astronauta, un pastel como los que veía en la televisión con su abuela los domingos, no tener que ir a la escuela nunca más.
Esa vez pidió algo distinto, envuelto en una extraña angustia, un nudo en su garganta, rabia atorada en sus labios.
"Quiero brillar como tú, ¿Por qué no puedo ser normal?, ¿Por qué nadie me nota?, si brillara como tú entonces no estaría vacío, estaría con papá".
Esa noche lloró por primera vez en años, lloró y lloró, abrazando su propio cuerpo, acariciando sus bracitos como si fuera su padre quien lo consolaba. Lloró hasta caer dormido sobre el frío tejado, con su chaqueta protegiendo sus piernas del frío de la noche.
Y entonces lo despertó un ligero golpe en su frente, delicado. Apenas abrió los ojos, bajo la luz de la luna llena, le miraba un niño castaño de grandes ojos y acogedora mirada.
Apenas volvía de su sueño. Con respiración lenta y ojos somnolientos, lo miró. su mirada transmitía una emoción que sintió tan íntima. estaba seguro que no existían palabras en el lenguaje de su realidad para describir su sensación. Supo que no había forma de existir dimensión conocida para interpretar, lo que justo sobre la boca de su estómago se apretujó y revolvió al ver sus ojos. Era una peculiar tranquilidad... cálida y relajante.
Desde entonces, vive pegado a él. No le costó mucho aceptar que fuera un chico diferente. No le importaba de donde fuera, era su único amigo. Él decía venir de muy lejos, muchos años luz de distancia. Bueno... era un niño de las estrellas.
Y Jungkook lo creyó, después de horas de incredulidad y preguntas. Sí, era de las estrellas. Era un niño de su edad, con un extraño acento, muy pocas cosas consigo para andar viajando, poderes de telepatía y ojos tranquilos... completamente creíble.
Pasaron los años hasta este momento, en el que ambos se habían convertido en almas gemelas, mejores amigos. Taehyung se quedaba en casa de una anciana amable y misteriosa que vivía a dos kilómetros del territorio de Jungkook, pero solía quedarse algunas noches junto a Jungkook, dormía a los pies de su cama y se quedaban despiertos hasta tarde escuchando música o hablando. Taehyung se había inscrito en la misma escuela que él, pasaban las tardes juntos y no se separaban nunca.
-Chicos, dense prisa o llegarán tarde al autobús -decía su madre saliendo de la habitación con expresión somnolienta.
Jungkook terminó de preparar los dos emparedados para la tarde y los echó a su mochila. Se acercó a su madre para depositar dos suaves besos en su mejilla despidiéndose.
ESTÁS LEYENDO
Enséñame a brillar |🄺🄾🄾🄺🅅💜 OS
Fanfiction𝖩𝗎𝗇𝗀𝗄𝗈𝗈𝗄 𝗇𝗈 𝖾𝗌𝗉𝖾𝗋𝖺𝖻𝖺 𝗊𝗎𝖾 é𝗅 𝗅𝗅𝖾𝗀𝖺𝗋𝖺, 𝖼𝗈𝗇 𝗌𝗎𝗌 𝖾𝗑𝗍𝗋𝖺ñ𝗈𝗌 𝗈𝗃𝗈𝗌 𝗒 𝗌𝗈𝗇𝗋𝗂𝗌𝖺 𝖺𝗆𝖺𝖻𝗅𝖾. ¿𝖢ó𝗆𝗈 𝗉𝗈𝖽í𝖺 𝗌𝗈𝗇𝗋𝖾í𝗋 𝗍𝖺𝗇𝗍𝗈? ¿𝖢ó𝗆𝗈 𝗇𝗈 𝗏𝖾í𝖺 𝗅𝗈 𝗁𝗈𝗋𝗋𝗂𝖻𝗅𝖾 𝗊𝗎𝖾 𝖾𝗋𝖺 𝖾𝗅 𝗆𝗎...