Capítulo I: El cuervo

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-¡Liam, bájate de ese maldito árbol antes de que llame a mamá! -exclamó Duncan mientras movía los brazos de arriba hacia abajo en un intento desesperado por captar la atención del niño.
Liam hizo caso omiso a las palabras de su hermano mayor y se quedó jugando sobre la rama de aquel viejo árbol. Después de unos minutos, harto de que Liam lo ignorase, Duncan optó por subir al árbol por su cuenta para bajar a su hermano menor y darle su merecido. Se estaba haciendo tarde y sabía que su madre los estaría esperando para la cena.
-Mierda, si no bajo a este idiota de este lugar antes de la cena, mamá me matará. -pensó nervioso mientras se mordía el labio-. Tendré que escalarlo con cuidado si no quiero acabar tirado en el suelo con algo roto.
El adolescente comenzó a escalar lentamente y con cuidado así evitando cualquier resbalón.
-Ya verás lo que te hará mamá cuando le cuente sobre esto -dijo Duncan enojado.
Cuando el joven consiguió llegar a la rama sobre la que se encontraba su hermano, se dio cuenta de que éste ya no se encontraba ahí, en su lugar yacía un cuervo muerto con un aspecto deleznable; los órganos estaban fuera de su cuerpo, una de sus alas estaba rota y el hueso de ésta era fácilmente visible, incluso el cráneo del desafortunado animal estaba hecho añicos como si hubiera sido aplastado con una roca. El adolescente estaba atónito al ver una escena tan desagradable, era obvio que quien hubiera llevado a cabo dicho acto era un enfermo mental.
-¿Liam hizo esto? -se preguntó Duncan mientras llevaba sus temblorosas manos a su boca-. ¿Cómo pudo pasar esto si lo estuve observando todo este tiempo?
El joven tenía muchas preguntas, y no era para menos, no podía explicarse cómo un niño de 9 años podría cometer tal atrocidad. El viento comenzó a soplar con fuerza lo cual obligó a Duncan a retirarse del lugar, el frío comenzaba a helarle las orejas y tenía que caminar 3 cuadras para llegar a su casa.
-¿Qué le diré a mamá cuando se dé cuenta de que Liam no está conmigo? -se preguntó Duncan ansioso.
El puberto decidió correr a casa para llegar más rápido y poder contarle a su madre lo sucedido. Al llegar a su casa, abrió la puerta violentamente y sin cuidado alguno, ésta se aporreó con fuerza e hizo que su madre quien estaba en la cocina soltara un grito del susto. Duncan estaba completamente sorprendido al percatarse de que su hermano pequeño, Liam, estaba en la cocina sentado en una silla.
-Li... Liam... -dijo Duncan titubeando-. ¿Cómo llegaste aquí?
Después de ello, hubo un silencio largo e incómodo en el cual solo podía percibirse la respiración agitada de Duncan.

El mundo de cabezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora