Capítulo Treinta.

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Elliot.

La tarde transcurrió tranquila, los chicos seguían siendo los mismos de antes. Tenía mi traje, lo único que me faltaba era la pareja. Demonios.

—Esperen, chicos. — Habló Javier — Elliot todavía no tiene pareja.

—Tienes razón — lo apoyó Cameron.

—Pero ese no es problema, Bops — habló Clark.

—¿Eh? — alce una ceja.

—Invitarás al baile a Kendall.

—¡Que te jodan! — le grité.

Alisson.

—Felicidades, Zanahoria. Misión cumplida.

—Misión cumplida — me sonrió.

—Tienes vestido y pareja para el baile, todo está listo — sonrió Caroline.

—Eh... no. — Me miró confundida —aún no tengo pareja.

—¡¿Qué?! ¡¿Porqué?! — me gritó.

—Tranquila. Matt me lo iba a pedir en la mañana pero Elliot nos interrumpió.

—¿Elliot?, ¿Estamos hablando del mismo Elliot Paterson?, ¿El que se alejó del mundo?

Reí. —Que dramática eres y sí, hablamos del mismo.

—Creí que ya no salía con nadie.

—¿Porqué? — Abrí la boca sorprendida — ¿Es gay?

Soltó una carcajada que gracias a dios nadie más pudo escuchar. —No, no es gay. 

Habíamos llegado de vuelta a la pequeña ciudad, se sentía el aire puro entrar por mis fosas nasales. Eso ha sonado asqueroso.

—Ésta es mi casa. — le dije a Caroline.

Aparcó el auto.

—Nos vemos mañana, rojita. — le sonreí. 

—Hasta mañana, hobbit. — reímos.

Un Audi negro se estacionó frente a la casa de Elliot.

—Hasta luego, chicos — les dijo Elliot a los que se encontraban dentro del auto.

—Adiós, Bops. — ese era Evan. 

Caroline me miró. —Bueno, me tengo que ir, descansa y hasta mañana — me guiñó el ojo.

—Cuídate. — arrancó el carro y se fue al mismo tiempo que el Audi negro, dejándonos a Elliot y a mí mirándonos directamente.

Me di la vuelta y entré a mi casa. Woah, chica mala, reí entre mí.

—¿Dónde hasta estado y con quién? — me interrogó mamá.

—Tranquila, má. Fui a California con Caroline, una amiga. — Me miró confundida — Verás, habrá un baile y necesitábamos unos vestidos y — Mamá me interrumpió.

—Mi nena ya está creciendo — me abrazó hasta asfixiarme. — Pero ahora ve a despertar a tu hermano la Nonna quiere verlos. 

—¿Qué?, ¿Dónde está? — dije mirando por todos los rincones de la casa.

—Oh, no seas tonta — río. —hará una videollamada. 

La abuela haciendo una videollamada, eso era nuevo, tenía que grabar éste momento.

¡Aléjate de mi!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora