Único

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Las frías calles de la ciudad, junto al resonar de las pisadas de las personas que pasaban apuradas por diferentes razones es lo que se podía escuchar.

Aunque cierto chico pelinegro iba muy tranquilo escuchando música y muy ensimismado en sus pensamientos.

–Tch... Odio los lunes —murmuró pateando una roca que veía en el suelo.

Unas cuantas calles más y había llegado a su destino, la universidad, estaba en su segundo año y digamos que no era muy fan de los lunes y de la escuela en general. Odiaba permanecer en la institución con todos esos insectos —como llamaba a los alumnos de la universidad— y además que su salón estaba lleno de polvo y a veces había basura. Demasiado asqueroso para este chico que solo deseaba agarrar una escoba, franelas, un trapiador y todo en general para una buena limpieza. Sin embargo, no era posible y se conforma con llevar toallas húmedas y un poco de gel antibacterial para limpiar su lugar.

Llamenlo exagerado, pero él ni loco se va a sentar en un lugar sucio y llenos de germenes de otra persona.

Sus días eran tan monótonos, que lo aburrian, más no se quejaba, prefería eso a tener una vida llena de tantos cambios. Él en lo personal no era muy fan de ellos, los evitaba incluso, era un chico que se acostumbraba rápidamente, por lo que si existía un cambio en su rutina de exasperaba.

Al traspasar la gran entrada de la universidad, se dirijo a su clase asignada, procuraba siempre llegar 20 minutos antes, para que nadie agarrara su lugar, le gustaba estar al lado de la ventana y ver el cielo. Era relajante.

–Hey, Levi –Saludó un chico visiblemente más alto.

–¿Qué quieres, Farlan? –preguntó cortante.

–Cómo siempre tan amable –Se burló divertido– ¿Tienes los apuntes de Hanji?

–Sabía que querías algo –dijo suspirando.

Farlan era un compañero, lo conoció apenas entró a la universidad, lo consideraba un buen amigo. Era con el único que se llevaba, a veces era un poco pesado pero le agradaba —lo que pocas veces pasaba, casi nadie solía agradarle— aunque este la mayoría de las veces le pedía los apuntes de Hanji, su profesora de relaciones sociales, aunque ésta se veía más sola que él.

–Ya~ sabes que siempre me duermo en sus clases y más cuando se empieza a quejar del gobierno y su historia bla bla bla —dijo rodando los ojos— ¿Me lo prestas? –pidió haciéndole ojitos con una sonrisa.

–Idiota, te ves horrible haciendo eso –rodó los ojos un poco divertido– toma.

–Eres mi héroe –dijo para agarrar los puentes con una sonrisa– solo que sin capa, huraño y con pésimo sentido del humor –se encogió de hombros sincero.

Eso es lo que Levi le gustaba de la personalidad de Farlan, no se guardaba nada y decía las cosas como las pensaba.

–Jodete –sonrió Levi y Farlan alzó las manos  en signo de paz marchando se a sus lugar.

Y así era un día de clases para Levi, a veces Farlan pidiéndole apuntes o haciendo alguna broma y estudiando.

Al terminar sus clases a veces se iba con un Farlan quejándose de los maestros, en especial de la maestra Hanji, pues siempre lo regaña a por quedarse dormido en sus clases y lo hacía hacer 20 lagartijas. El rubio era un poco parlanchín, pero igual era agradable y le daba su espacio.

Sin embargo, ese día él pelirubio tenía que hacer otras cosas y el azabache tenía que ir a su trabajo de medio tiempo, pues era mesero en una cafetería. Él vivía solo, por lo que no se preocupaba en llegar temprano a su departamento, total nadie lo esperaba.

❥Cambios  [Ereri One-Shot] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora