XIV. ☆ La despedida ☆

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Me gustaría decir que en ese momento de tensión fui capaz de sacar valor y firmeza por Karma y por mí, pero la verdad fue que saber que el señor Blair estaba en mi casa con mi papá, no me daba más que intranquilidad

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Me gustaría decir que en ese momento de tensión fui capaz de sacar valor y firmeza por Karma y por mí, pero la verdad fue que saber que el señor Blair estaba en mi casa con mi papá, no me daba más que intranquilidad. Y peor era no saber qué pensaba Karma porque al igual que yo se quedó callada, quizás preguntándose cómo en cuestión de veinte minutos nuestra cita perfecta tomaba el camino de un final desastroso.

Luego de un rato Karma se enderezó en su lugar con tanta rapidez que pareció más un respingo involuntario; encendió de nuevo el auto y miró en varias direcciones para saber qué salida tomar.

—Bien, de acuerdo —murmuró decidida, sin quitar los ojos de la vía—. Esto harás, Marco: vas a fingir que no tienes ni idea de nada. No sabes que soy bruja, no sabes que el día de hoy me escapé para estar contigo, ni siquiera sabes que tengo un padre en casa, ¿entiendes? Mi papá debe meterse en la cabeza que tú eres solo un humano ingenuo que se dejó engañar por mí y no más. Yo soy la culpable de todo, tú solo has sido desafortunado. No sé qué tanto sepa él, así que el mejor camino es ese. No sé qué le ha dicho a tu papá, si es que le ha dicho algo, pero tú debes fingir que él solo es un señor que va a recoger a su hija, no un brujo que está furioso.

La voz de Karma me llegaba algo lejana a los oídos, de hecho, temí que mi mente no lograse atrapar todas sus palabras, sentía que me hablaba en otro idioma apresurado e inentendible... hasta que en el silencio que procedió, pude unir varios puntos y me asusté por algo nuevo.

—¿Qué significa? —Ella no respondió, pero sé que comprendió mi pregunta. Aun así, me expliqué mejor—. Karma, ¿qué significa el que tu papá se entere?

Ambos sabíamos la respuesta, pero si yo no la escuchaba y si ella no la decía, ninguno de los dos la enfrentaría con entereza.

—Significa que ya no tenemos tanto tiempo como pensamos.

Cuando Karma decía que se iría algún día, todo se veía lejano. Pensar en una Karma que iba a casarse —con Ray— para mí era una visión muy lejana, una de ella muy adulta y luego de que viviéramos muchas cosas juntos. Que me dijera que toda esa lejanía estaba a unas calles de distancia, me cayó como un balde de agua fría.

—¿Así no más?, ¿no te volveré a ver después de hoy?

Karma apretó los dientes y noté que tenía los ojos empañados. En su rostro se debatían la rabia y la tristeza y por su expresión deduje que, de elegir, ella preferiría estar furiosa únicamente. 

—Perdóname. Yo... yo no planeé nada de esto. Creí que tendríamos más tiempo... lo siento...

—Detén en auto —pedí, al ver que estábamos a menos de cinco minutos de mi vecindario—. ¡Karma, detén el auto!

Karma se sobresaltó con mi grito, pero buscó pronto una calle poco concurrida para estacionar con más delicadeza que la vez anterior. No apagó el auto ni volteó a mirarme de inmediato, sin embargo, cuando lo hizo luego de respirar hondo, noté que estaba al borde del llanto.

Karma de Estrellas  •TERMINADA•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora