u n i q u e

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Este one-shot va dedicado a LeeKnowcheeks

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Desde pequeño me ha gustado pintar.
Siempre he pensado que es genial lo que puedes hacer con tan sólo combinar colores y un poco de técnica. Aunque mis padres no pensaban igual.

- ¡Si te dedicas a la pintura morirás de hambre, Minhyuk! -

Lo peor de todo es que tenían razón.

Así que a mis cortos (o largos) veinticuatro años, me dedico a trabajar en una tienda de material artístico, donde mi encargada es una mujer que no tiene ni idea de arte. Y tampoco es que le guste.
En mi tiempo libre me gusta ir al parque y pintar lo que veo. Es lo que me hace sentir vivo. Ver escenas cotidianas de parejas, niños, e incluso de simples pájaros es lo que me hace sonreír.
Luego, esos cuadros los cuelgo en mi casa. No es de extrañar que al visitarme seas casi incapaz de ver el color de las paredes.

Ahora mismo estamos en invierno, mi estación favorita del año. Hace frío y la nieve se ve muy bonita. Aunque cuando cae en mi pelo queda mejor. El contraste del tinte azul y el blanco de la nieve queda bastante bien.

Mientras pintaba, un chico rubio se acercó a mí.

- ¿Estás pintando? -

- Creo que es obvio. - Respondí, totalmente concentrado en terminar de pintar aquellas flores. Ese chico estaba tapando mi vista. - ¿Puedes apartarte? -

Levanté la mirada y unos profundos ojos marrones me observaban. Me sobresalté al notar que estaba tan cerca, consiguiendo tirar un pequeño bote de pintura roja a la nieve.

- ¡Mierda! ¡Esto es por tu culpa! - Grité enfadado. - La pintura no es gratis, ¿sabes? - A pesar de que en la tienda me hacen descuento por trabajar allí, me sigue molestando desperdiciar mi material.

- Lo siento, no era mi intención. - El tipo pasó su mano por su nuca. Se veía realmente arrepentido. - Puedo pagarte el próximo si quieres. -

Lo pensé un poco mientras recogía el bote del suelo. No estaría mal conseguir pintura gratis.

- Está bien. - Dije serio.

El chico me sonrió amablemente y se despidió de mí. Yo sonreí inconscientemente.

...

Al día siguiente yo me encontraba solo en la tienda. Aún no era el turno de mi encargada, y tampoco es que tuviéramos una clientela constante. Al fin y al cabo, sólo éramos una tienda de material artístico oculta en un callejón donde casi no pasaba nadie.

Mientras miraba en mis redes sociales lo que publicaba la gente, la campanita de la puerta sonó, y yo guardé con rápidez mi teléfono en el bolsillo trasero de mi pantalón.

- Buenas tardes. - Dije con una pequeña reverencia y una sonrisa, sin fijarme en quien había entrado.

- Oh, trabajas aquí. -

Reconocí esa voz. Al fijarme mejor, me di cuenta de que era aquel chico rubio del parque.

- ¿Te puedo ayudar en algo? - Pregunté.

- No. Vengo a comprarte la pintura roja. -

Lo miré sorprendido. No me imaginé que cumpliría su promesa.

Cuando pagó por el bote me lo fui a quedar, pero él me lo arrebató de las manos.

- ¿Qué haces? - Le dije. - Es mío. -

Blueming || WonhyukDonde viven las historias. Descúbrelo ahora