Su cuerpo descansaba sobre el suelo frío de nueva cuenta, todo le dolía por aquello, por sus ojos bajaban más y más lágrimas, sus costillas le dolían, en pocas palabras todo dolía, sentía el sabor metálico de la sangre que escurria por su labio, cerró sus ojos, sólo pensaba en porque aquel pelinegro no le daba mejor un tiro y lo dejaba muerto para que pudiera finalmente descansar.
—¡Yun!, por dios responde
Esté solo pudo observar por unos segundos a quien había llegado, después de eso nada. Armando acariciaba la mejilla de Yun mientras esperaba que la ambulancia llegará, quería llevarlo pero le daba bastante miedo lastimarlo u algo así.
—Yun tranquilo por favor, no me dejes porque no se como seguir sin ti
Las lágrimas bajaban por el rostro de Armando, se sentía bastante mal por el hecho de que no lo podía proteger, se odiaba simplemente.
—Ostia...
Abrió sus ojos cuando la luz golpeó sus ojos haciendo que repentinamente los cerrará, todo le dolía demasiado, observó el blanco de la habitación cosa que fue extraña para el.
—Ay pol Dios, ya me moli
—¡Yun!
Aquello lo hizo sentir extraño así que rápidamente parpadeó y se encontró con el rostro del pelinegro cosa que le hizo sentir extraño.
—Almando, de celca eles tan guapo
—Por dios, creí que te perdía chaval, soy un idiota
—Jodel no digas eso, eles incleibe, aaaaa me duele todo
—Anda descansa
Armando se fue a sentar en aquellas incómodas sillas, observaba a Yun y se sentía extraño ante aquello, comenzaba a sentir algo bastante extraño por este, le gustaba tanto su forma de ser y en pocas palabras le encantaba Yun Kalahari.
Pero claro que será difícil.
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Herido. Yunando
Hayran Kurgu-¿Quién te hizo esto? -Que nadie, fui yo sólo pelo toy bien Claro que sabia que aquello era una falacia, porque Yun no estaba bien, estaba herido.