Cloe solía preguntarse cómo era posible que su nostalgia por Timothée se materializara en forma de acordes. De repente, el escuche de una canción sensible y dulce se le impregnaba en su mente y viajaba hasta su corazón, transfigurándose la melodía en letras abstractas que se dibujaban en su piel, alertándole sobre su ansia por el muchacho.
Le resultaba complejo discernirlo, pero era como si cada segundo de sonoridad encarnase un trozo de él, una parte de su suave piel, una porción de lo congénito de sus ojos o una de esas ráfagas de aire tibio y suave que dejaban sus rizos castaños cuando se agitaban, como una estela antediluviana que se impregnaba en el aire y se plasmaba en su interior en forma de musicalidad ...Sí, una melodía formada de Timothée, de su esencia que se fragmentaba como acordes aromáticos hasta aunarse y convertirse en una composición poética y letrística...
Eso era él...
El compás cadencioso de un arte desconocido...
El almizcle húmedo y melodioso de las noches de luna...
El enojo ingenuo de las estrellas al ser opacadas por la luminosidad del satélite, una furia que manifestaban en su rítmico titilar...al compás del arpegio generado por la sonoridad de los libros cayéndose a sus costados...
O al menos eso sintió Cloe, cuando le vio frente a ella, sorprendido y con sus labios a medio abrir, mientras sentía que le odiaba con ardor por esa belleza eclipsante que le envolvía como la aurora boreal a los polos, porque le bastó solo esa mirada para percatarse que por mucho que intentase desprenderse de él, su rostro órfico le perseguiría para el resto de sus días, que el recuerdo se sus lunares llegaría con la contemplación de las pléyades y el movimiento desenvuelto y paradójicamente retraído de su cuerpo con la danza del oleaje calmo...
— ¿Cloe? —habló sorprendida la ojiverde a un lado de Timothée, mirándole con ojos emocionados.
No tardó la muchacha en dar la vuelta a la madera que les separaba, seguida por un Timothée cuyos vacilantes pies parecían guardar la acuciante disyuntiva sobre si acercarse o si al contrario, escapar de allí con la misma fugacidad con que lo hace el sol a la llegada de los astros. Por su parte, Cloe, que se había quedado como estática allí, incapaz de creer lo que sus ojos veían, quiso aprovechar los míseros segundos que tardaron los hermanos en llegar hasta ella para tranquilizarse y esfumar de su rostro la palidez de quien pareció haber sido víctima de la broma de un espectro.
—Timothée me habló mucho de ti y su verano en Marsella —comentó Pauline una vez llegó a su lado—. Ojalá te acuerdes de mí, eh. —Sonrió ofreciéndole la mano. Su cabello suelto y largo reverberaba con la desenvoltura de sus movimientos.
—Me acuerdo, sí, sí. —Le correspondió—. Me hubiese gustado que también fueras. De hecho, creí que lo harías —se sinceró, recordando aquel arcaico sentimiento de desgano que la inundó cuando se percató que la única persona con la que creía poder empatizar durante el viaje en realidad estaría ausente.
En medio de aquel inesperado espectáculo, Cloe sintió a su pecho subir y bajar a un ritmo violento, percibía su respiración entrecortada mientras intentaba con afán que sus pupilas no viajaran irreflexivas hasta las del Timothée. Todo ello se aunaba a la ardentía en sus mejillas producida por la incertidumbre de no saber con exactitud qué quería decir Pauline con eso de que Timothée le había hablado mucho de ella y de su verano en Marsella; ¿le habría contado sobre su romance?, ¿sobre sus momentos juntos?, y si era así, ¿estaría ella enterada sobre su abrupto y extraño distanciamiento...?
—Estaba todo planeado para que fuera, pero me quedé por cuestiones de mudanza. Ahora vivo sola —explicó satisfecha—. De hecho, vine queriendo buscar libros para mi nueva estantería. Timothée me ayudaba pero creo que ya he encontrado lo que necesito. Así que...hermano mío, es hora de que me vaya y te deje libre.
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Extraños en el océano - Timothée Chalamet ✔️
Teen FictionEs curioso, pero vivir consiste en construir futuros recuerdos; ahora mismo, aquí frente al mar, sé que estoy preparando recuerdos minuciosos, que algunas veces me traerán la melancolía y la nostalgia...El mar está ahí, permanente y rabioso. Mi llan...