No quiero que me quieras como un fantasma vivo, queriendo otros labios al besar los míos.
No quiero que me quieras sin ganas de quererme , perdida entre las sombras, huyendo del pasado, escapando en el presente sin poder reconocerte.
No me quieras sólo porque no has aprendido a quererte. No quiero llenar tus carencias, no te necesito para llenar las mías, voy viviendo de vez en vez en la luz, de vez en cuando en la oscuridad y a veces vivo en ambas sin conseguir diferenciar.
No me quieras por correr de tu soledad, que el amor así es sólo soledad compartida, soledad que no dejaron nacer pero que esta viva.
No me quieras por no querer tu vida, por no entrar en tus vacíos y sacar de ellos tu inspiración. No me quieras así, sin ganas de quererme, que yo no puedo quererte a medida, ahogando suspiros, enterrando mi vida. No me quieras dudando en instantes, y sé que sabes que me gusta el tal vez, porque nada es nuestro, porque nada es cierto. No necesito la certeza, pero no dudes mientras me quieres, duda después, o mejor no me quieras.
No me quieras para escapar de tus vicios, porque no me quedo donde no me saben querer.
No me quieras con tristeza. ¡Ten la valentía de no querer por querer! Y si me preguntas como te quiero yo... Te quiero como un poema sin concluir, como algo que no puedo describir, pero nacen en mi mente las imágenes inconscientes de tu mano sobre mi mano y tu mirada fundiéndose con la mía.
Te quiero en transiciones, te quiero en mi pequeña eternidad que aún no decide si te quedas o te vas.
No importa de que forma me quieras, solamente te pido y ya como favor, que no me quieras sin ganas de quererme como los falsos enamorados, que viven la ilusión del verdadero amor, teniendo a otro en su colchón.