Mew, Gulf y yo - MewGulf

Capítulo cuatro

El bebé empezó a llorar a las seis de la mañana, y Mew salió a trompicones de la cama, desesperado por calmarla antes de que Rain se despertase. Cada hueso de su cuerpo estaba dolorido, con los ojos legañosos y llorosos. Tan cansado.

Estaba tan cansado.

La recogió. ―Silencio. Silencio, por favor. Agarró su biberón, un pañal, y se tambaleó hacia atrás hacia su habitación.

Gulf se reunió con él en el pasillo. ―Hola, la tienes.

―¿Huh? ―Parpadeó, se tambaleó, tan jodidamente adormilado.

Gulf tomó a Pearl. ―Me fui a la cama a las diez de la noche. ¿Por qué no vuelves a dormir, de acuerdo?

―¿Estás seguro? ―Su cabeza estaba palpitando, todo giraba un poco.

―Vamos, regresa a la cama. ―Gulf le dio un pequeño empujón.

Se tambaleó hacia delante, en dirección a su dormitorio, desplomándose sobre su cama.

Lo siguiente que supo cuando sus ojos se abrieron, fue que el sol había salido. El sol estaba alto y se sentía humano.

Escuchó risitas provenientes de la cocina.

Cogió el reloj. Diez de la mañana. Gracias a Dios. Muy bien. Llevaba pantalones cortos y una camiseta, así que se dirigió por las escaleras, en busca de un café.

En la cocina, la jarra de la cafetera estaba llena, Rain y Gulf estaban en el fregadero, lavando los platos, su hijo sobre un taburete que nunca había visto antes.

―Buenos días. ―Cogió una taza, besando la cabeza de Rain―. ¿Pearl está en su asiento del coche?

―Nop. Tiene un balancín ahora, la eleva un poco sobre el suelo y le da algo de movimiento. ―Gulf le mostró una sonrisa―. ¿Dormiste bien?

―Dios, sí. Sí. Gracias. ―Le devolvió la sonrisa―. ¡Rainnie! ¡Ven abrázame! ¡Te extrañé ayer! ―Se arrodilló, dejando los brazos abiertos, sonriendo cuando su hijo se abalanzó hacia él.

Sentía los ojos de Gulf en él y levantó la vista para ver al hombre sonreírles. Se sonrojó, sonrió. El hecho de que no los esperaba no quería decir que no los amara. Era su padre.

―¿Tienes hambre? ¿Podemos prepararte algo para desayunar?

―Café primero. Gracias. ¿Qué tenemos para el desayuno, Rain?

―¡Mi y Gulf hicimos panqueques!

―De ninguna manera... ¿Tú? Wow. Y me lo perdí. ―Juntó las manos sobre su corazón.

―¡Te guardé un poco!

―¡Oh!, qué amoroso. ―Levantó a Rain, besando a su hijo en la nariz―. ¿Dónde los esconden?

―¡Refligerador!

Gulf se rio entre dientes, desde donde guardaba el último de los platos. ―En un plato, listo para el microondas.

―Gracias. ¿Cómo fue tu mañana?

―Bien. Estamos empezando a crear una rutina, una que facilitará la vida de todos. ―Gulf fue a revisar a Pearl, sonriéndole y haciendo el tonto mientras ella se balanceaba lentamente hacia delante y atrás.

―Bien. Había tratado, duramente, hacerlo bien, pero no era un profesional, de cualquier forma.

―¿Qué días estás libre de nuevo?

―Domingos y lunes. ―Hizo un guiño a Gulf―. Los mismos que tú.

Eso hizo reír a Gulf, asintiendo. ―A menos que tengas planes, me gustaría quedarme los días libres, si no te importa. Rain realmente necesita estabilidad en estos momentos.

―Yo... ¿Seguro? No quiero agobiarte.

―No es como si trabajara mucho pasadas las ocho cuando Rain se va a la cama. Y cuando necesitee un descanso, te lo diré. Creo que al menos por un tiempo, será mejor para él si las cosas son estables.

Asintió. ―Te pagaré más por el tiempo extra.

La boca de Gulf se torció. ―No lo hago por eso ―dijo en voz baja.

Suspiró. Genial. Había conseguido enfadar al hombre en su segundo día. ―Sólo estoy tratando de ser justo.

―Lo sé y lo agradezco, pero es importante para mí que sepas que no estoy aquí sentado tratando de buscar formas de sacarte más dinero. ―Gulf le dio una sonrisa irónica ahora―. Deberías ver la lista de cosas que hice para que compres...

Mew enarcó una ceja. ―¿Tienes una lista?

―La tengo. ―Gulf fue al refrigerador y tomó un pedazo de papel pegado en este y se lo entregó―. Ropa, juguetes, muebles para niños.

―Wow. ―Muy bien. Muy bien, genial. Necesitaba algo como esto―. Gracias a Dios. Sí. Está bien. ―Había estado muy abrumado atendiendo sólo lo básico, las cosas normales.

―Genial. Esa es una reacción mejor de la que esperaba en realidad. Te va a costar una pequeña fortuna.

―No, tenía... ―Rain lo llamó, recogió al niño y lo abrazó con fuerza―. ...un montón de seguros. Montones. Eso no es problema. Gigie estaba jodidamente preparada

―¡Mala palabra!

Sus ojos mostraban enfado. ―Sí, Rain.

―Tal vez deberíamos tener una jarra de malas palabras. ―Gulf le mostró una sonrisa―. Y cada vez que se llene, podemos elegir algo divertido en lo que gastar el dinero.

―¿Comprar cerveza? ―Le guiñó un ojo―. ¿Rain, quieres ir al parque conmigo antes de que me vaya al trabajo?

―¡Papi Mew! ¡Traeré zapatos!

Rain salió corriendo y Mew tomó otra taza de café. ―Le encanta el parque.

Gulf asintió y sonrió. ―Sí, me di cuenta de eso. ¿Quieres compañía o prefieres ir sólo con él?

―Eres bienvenido. Así sabrás donde está el parque. Tengo uno de esos cochecitos.

―¿No prefieres un arnés para Pearl? Es mejor para llevar el bebé. Especialmente si no hay más de un adulto a cargo. ―Gulf se acercó a Pearl y apagó el balancín, sacándola de este.

―¿Un qué?

Los piecitos de Pearl estaban pateando furiosamente.

―Mírate, chica. ―Gulf la retuvo contra su pecho, una mano sobre el vientre para que ella pudiera moverse―. Una de las ventajas del arnés es que mientras el bebé cuelga de ti, tus manos quedan libres, lo que resulta muy cómodo.

―Tengo una de esas cosas que se pliegan. Con ruedas.

Asintió. ―Para Rain. ¿Qué es lo que tienes para Pearl?

―La pongo en esa cosa y coloco algo a sus lados para sostenerla.

Gulf negó. ―Necesita un cochecito de bebé apropiado.

―Está bien. ―Dios, Gigie, ¿por qué te fuiste?

―Hay un montón de mierda en la que pensar, pero estoy aquí para ayudar. Vamos, antes de que Rain empiece a preocuparse de que no vayamos a ir.

―De acuerdo. Déjame coger el abrigo. ―Asintió hacia a Gulf, luego se dirigió escaleras arriba. Parque. Alimentos y luego el turno de esta noche. Señor.

Escuchó a Gulf en la planta baja mientras el hombre hablaba con sus hijos, parloteando con Rain y Pearl.

Podía hacer esto. Iba a resolver esto. Por estos dos dulces bebés.