Humo y viento

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Desde niño escuché historias sobre ella; desde que la conocí y luego se fue, le preguntaba a mi maestro si realmente iba a volver algún día. Miraba por la ventana con la esperanza de reconocer su silueta entre las nubes de Londres.

—Paciencia Bert, ella siempre vuelve con el viento, siempre hay niños que la necesitan.

Siempre bella, siempre joven, la más inteligente, así es. Prácticamente perfecta en todo.

Mi maestro tenía razón, sin embargo, murió poco antes del cambio de viento, poco antes que los hijos del exigente señor Banks pidieran auxilio cantando una preciosa carta que ellos mismos habían compuesto. Ella les escuchó, el viento cambió y la hizo regresar.

Las personas normales viajan en tren o en barco, como Jack, que había cruzado el atlántico con sus padres buscando una vida mejor. Siempre me han gustado las personas humildes y luchadoras y probablemente fuera mi admiración por la determinación de aquél niño lo que me hizo aceptarlo como aprendiz. Al principio desconfié un poco, debo admitirlo, pero su trabajo constante y sus ganas me hicieron volver a creer en la magia del oficio.

Me recordó a Mary, a la magia de Mary Poppins. Ella viajaba con la ayuda del viento y este le llevaba allí donde había un niño que la necesitase.

En los tiempos que corren y con tantos avances, muchos padres trabajan mucho y olvidan ser felices y disfrutar de sus familias, es una lástima. Afortunadamente para los pequeños ella existe y ofrece sus servicios a todos los que lo necesitan.

La primera vez que nos vimos yo estaba pintando cuadros en las aceras, ella estaba dando un paseo con los pequeños Banks, Jane y Michael, y su silueta se posó en una de las baldosas vacías de color.

—Mary Poppins, has vuelto, reconocería tu silueta en cualquier parte.

Ella sonrió levemente sin perder su porte elegante y su aura de institutriz severa para con ella y con quienes la rodean.

—¿Qué tal todo por aquí Bert?

Los niños se sorprendieron de que nos conociésemos y eso que no sabían ni una décima parte de la historia. Supongo que encontrarme fue la excusa perfecta para dejar fluir su secreta y prohibida magia y que terminásemos dentro de una de mis pinturas teniendo una cita, que me gustó más de lo que me permitiría reconocer en voz alta y públicamente que terminó con los cuatro corriendo una carrera de caballos con caballitos de tiovivo rodeados por personajes animados.

La última vez no la había visto actuar, pero por algún motivo desconocido todo aquello no me sorprendió; podría jurar sin miedo a equivocarme que se trataba simplemente de la esencia de Mary Poppins.

Cada día le contaba a Jack las aventuras que Mary, Jane, Michael y yo vivíamos juntos, como cuando tuvimos que rescatar al tío Albert de un ataque de risa especialmente peligroso y contagioso del que casi caigo preso yo también. Albert era el tío de Mary y ambos compartían ese halo de magia que parecía proceder de su propia sangre.

Tuve que avisarla, iban a comprar pescado al mercado con los niños, no la hubiera molestado de saberlo, pero realmente necesitaba su ayuda. El tío Albert se parecía a su sobrina, sin embargo, era mucho más paciente y mucho menos exigente. El confidente prácticamente perfecto.

Al final, después de que el hombre nos obligase a tomar el té todos juntos en el tejado de la casa, conseguimos hacerle bajar de allí y los niños y Mary se fueron; eso nos puso muy tristes a Albert y a mí, pero ni en esas circunstancias le conté mi secreto, me hubiera tomado por loco, seguro, y eso que tío Albert era un hombre muy bondadoso y comprensivo con las problemáticas ajenas. Él era soltero, siempre lo había sido; ¿podían acaso los Poppins casarse con simples mundanos? ¿Era posible que la prácticamente perfecta Mary Poppins se casase en un futuro? ¿Era posible, además, que lo hiciera con un simple chico artista callejero amante de soñar despierto como yo? Lo dudaba, diré más, estaba prácticamente seguro que tal deseo, que tal sueño, era el más imposible de cumplir de todos los que tenía revoloteando en mi mente inquieta.

Humo y Viento: Un retelling de Mary PoppinsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora