Un pequeño bar, en un pueblo aislado cerca de una gran ciudad. La población no pasaba de aproximadamente dos mil habitantes, donde todos se conocían entre todos.
Excepto a la gente que asistía a ese bar.
Era obvio que algunos debian tener familia, amigos, compañeros de trabajo, pero por alguna razón la gente que iba ahí se encontraba tan en la mierda, que probablemente ninguna persona los querian al completo.
Así que aquellas personas no se conocían, pero compartían algo, la soledad. Y eso los hacia ser cercanos, o eso se cree.
Y Seulgi no era una de ellas, pero su padre si.
Su padre, a veces desearía que ese hombre simplemente no existiera.
Para su suerte, el padre de la pelirroja, desde la separación con su madre, se habia encargado de los gastos para sus hijos, lamentablemente Seulgi era la mayor de los hermanos, por lo que era la encargada de ir hasta ese pequeño bar a esperarlo en la noche.
Las calles estaban iluminadas, caminaba sin prisa alguna, sabía que su progenitor tenia un horario fijo, las once de la noche.
Como cada sabado que le tocaba ir, saludó a la kiosquera del 24hr que se encontraba solo a unas calles, comprando un paquete de papas fritas y una gaseosa, siguió su camino hasta llegar al pequeño callejón donde se encontraba la puerta trasera del local.
No era el mejor lugar del mundo, pero era mucho mejor que esperar en la puerta principal donde se encontraban todos aquellos borrachos a los cuales echaban por quien sabe que razones.
Asi que ahí estaba Seulgi, sacando de la pequeña mochila que llevaba, sus cosas para dibujar, al fin y al cabo tenia una hora de espera.
Hacia un boceto y comenzaba luego con líneas mas oscuras, marcando las sombras, el fondo, definiendo los rasgos. Hasta que escuchó un ruido.
Un hombre, le calculaba unos cincuenta años o más, discutiendo con alguien que se encontraba al otro lado de la puerta, alguien que no veía. La retaba, al parecer habia tirado o roto algo, escuchó su nombre.
Joohyun.
El tipo se fué, se lo notaba furioso, tal vez también estaba alcoholizado, se le notaba en la voz.
Escuchó los sollozos de la chica, conocía a todos los meseros del lugar por una razón u otra pero nunca habia escuchado el nombre de ella, tal vez había comenzado hace poco, por lo cual sería entendible el por qué lloraba.
Seulgi decidió levantarse e ir a ver si la tal Joohyun se encontraba bien, aunque la chica fue mas rapida y con una bebida en la mano (la cual no llegaba a reconocer por la oscuridad del callejón) salió de aquel bar.
Pero al parecer ella tampoco esperaba que una persona se encuentre al otro lado.
- Disculpa, ¿estoy molestando? - Preguntó la pelinegra.
- No para nada, solo esperaba a una persona.
- Tienes que tener razones para esperar a una persona en el callejón de este bar a plena noche. - rió para luego sentarse en un borde sobresaliente mientras limpiaba las lagrimas de su rostro.
- Digamos que tengo asuntos pendientes. - Seulgi se sentó a su lado.
El silencio era parte de su encuentro, pero por alguna razón y para suerte de ambas no era incómodo.
- Bae Joohyun. - Extendió su mano en forma de presentación a la pelirroja luego de tomar un sorbo de su bebida.
- Lindo nombre, Kang Seulgi, es un gusto. - Agarró la mano de la contraria. - ¿Trabajas aqui hace mucho? vengo un sabado cada dos semanas y nunca te ví.
- Soy nueva, empecé a trabajar un lunes hace dos semanas justamente. - Sonrió. - ¿Tú? dijiste que tenes asuntos pendientes, algunas cuentas a pagar o..
- Literalmente cuentas a pagar, vengo a buscar el dinero que nos debe mi padre. - Mientras decía esto buscó algo en su mochila. - ¿Quieres? - le ofreció papas que le habían quedado.
- Gracias. - Agarró algunas de estas para luego continuar con su bebida escuchando a la pelirroja y ella acotando en algunos casos, dándose también la libertad de hablar.
Aún con diferencias notables, ya sea la edad o aún con pensamientos tal vez un poco diferentes las chicas pudieron tener una conversación lo suficientemente interesante para que ambas se quedaran con ganas de mas.
Porque tal vez fueron veinte minutos los que joohyun se tomó de descanso, veinte minutos en donde compartió sueños y aspiraciones con seulgi, veinte minutos en los que pudo conocer a alguien totalmente diferente a ella.
Porque Joohyun creía que su familia era lo mas importante, una familia estable, una casa donde tal vez no lo tenían todo pero tenían felicidad.
Mientras que para Seulgi su familia estaba rota, porque especificaba que se quedaba en su casa solo por sus hermanos, ya que ella era un espíritu libre, sin embargo no tenían felicidad.
Y con vidas distintas encontraron puntos en común entre ellas.
Aún después de todo eran dos chicas en un callejón de un bar al cual ninguna queria asistir. Probablemente siendo las unicas sobrias de todo el lugar.
Seulgi miró la hora dándose cuenta de que el tiempo habia pasado volando y que su padre ya iba a salir.
- Creo que es hora de que vuelvas adentro Bae. - la miró con una sonrisa.
- ¿Ahora sabes mis horarios? - dijo Joohyun levantándose.
- No, pero mi papá está por salir y no me gustaria que te quedaras sin trabajo, asi tengo alguien con quien conversar los sábados, ¿No te parece? -
- Me parece perfecto - Sonrió. - Entonces te espero en dos sábados.
- Esperame en dos sábados. -
Y con una mirada y pequeñas sonrisas por parte de ambas la pelinegra caminó lento hacia el local donde se encontraba su trabajo.
Cuando seulgi vió que había cerrado la puerta buscó su celular para pasar los últimos minutos.
- Kang. - levantó la vista. La pelinegra le dio un pequeño papel y dejando un beso en su mejilla fue adentro de nuevo.
Su número de celular.
Al final de la noche su padre llegó y una vez fue entregado el dinero, la pelirroja decidió irse.
Por alguna razón que no comprendía se sentía feliz y por primera vez desde que asistía a ese bar no era por el montón de billetes que le daba su padre, era algo distinto.
Y lo que Seulgi no sabia era que asi como ella, cualquiera que conociera a Joohyun podía confirmar que la chica tenía ese efecto en las personas.
Era alguien especial, llena de vida, aún si vivía en un entorno de oscuridad ella convertía un mundo gris en colores brillantes.
Y a la pelirroja, que a veces se sentia muerta por dentro, le habia llenado el alma.
Porque tal vez fue esa noche, en el callejon de aquel bar, ubicado en un pequeño pueblo lejos de la ciudad, cuando Kang Seulgi se había enamorado de Bae Joohyun.
Por muchos años más.
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the bar ; seulrene.
FanfictionPorque tal vez joohyun era la unica luz en ese callejón de aquel bar un sábado a las once de la noche.