Capítulo 11: La última movida.

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Disculpen la demora, por cierto, para apurar esto mañana o pasado revisaré la ortografía, perdonen si hay un dedazo por allí. Gracias todos los que me indicaron cosas en el drive y tenemos ganadora de la lectura número 2.500, abajo más notitas.

Por cierto hay un error de continuidad en la trama en este cap. ¿Quién puede encontrarlo?

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"Odette" miraba su plato de comida, nada de eso le gustaba, ni ese ambiente tan tenso, ni la comida en el plato, ni las ropas negras de todos los que la rodeaban.

 

—No tengo hambre —mintió y se levantó de la mesa sin preguntar nada, para salir de allí.

 

Afuera había un hermoso jardín, que no era capaz de animarla ¿Cómo había podido suceder? ¡¿Cómo diantres era eso posible? Golpeó furiosa el suelo, como esperando que cayera del cielo una explicación y cerró los ojos mientras lloraba. Recordó la sensación de victoria que la habían inundado, cuando luego de haber fastidiado a Daniela con las toallitas higiénicas trucadas para manchar toda su ropa había iniciado el verdadero plan de venganza. Miró las fotos otra vez, sintiendo amargura.

 

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Daniela se encontraba declarando, trataba de evitar que enjuiciarán a su andante por acostarse con una menor de edad, pero cuando vio la causa perdida y en ella una nueva herramienta empezó a victimizarse, aunque en el fondo detestaba tener que ir a declarar ¡Habían mejores formas de ocupar su tiempo! "Odette" por su parte aprovechando la ausencia de su hermana tomó el cuaderno de la historia sobre Alex y la fotografió con su celular. Sus manos temblaban y gritó espantada cuando un gato camino por su techo.

 

Escuchó Alex subiendo alertado por su grito.

 

—¡Aléjate! ¡¡NO QUIERO SABER MÁS DE TI! —respondió ella sabiendo que mientras estuviera en malos términos con él Daniela no sospecharía de nada.

 

Lo escuchó bajar y se trató de calmar.

 

Apenas terminó con las fotos escapó a su habitación, asustada, mirando las fotos y abrió la computadora, para traspasarlas. Mientras cargaban se metió a facenote, buscando a quien pedirle ayuda en la siguiente fase del plan, pero se dio cuenta que no conocía a nadie capaz de completar tal favor y dio un largo suspiro, sus pocas amigas no cumplirían los requisitos. Miró enojada la computadora. Arizel golpeó enojada la pantalla, Fabiana se asustó, hasta que notó que su mano había atravesado sin hacer nada.

 

—¡Qué hacías!

 

—¡¿Cómo que qué hacía?! Tú mirabas feo esa pantalla, creí que era mala —dijo de manera infantil y poniéndose triste, un instante después inflaba mejillas y agitaba las manos hacia Fabiana, realmente enojada—. ¡Odi, cruel! ¡Ahora te diré Odile!(1)

 

—Arizel, si sigues comportándote como una niña le pediré ayuda al dragón en mi garaje.

 

—¡Pues pídele ayuda! ¡Total no existe!

 

La peor historia de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora