Herbología y faldas

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Mary McDonald se miraba en el espejo de su habitación; se había puesto una camisa nueva y vestía la falda del colegio. Parezco una anciana. Tomó su varita y acortó el largo.
 Ese día se había levantado con una seguridad digna de Marlenne.

Siendo la menor de varios hermanos, sentirse linda no era una opción: No porque sus hermanos sean celosos, sino porque había sido educada para ser más parecida a un varón que a una mujer.
Aún recordaba cuando su padre la había llevado a comprarse su primer vestido y por una extraña razón, terminó comprando la vestimenta de las Holyhead Harpies.
Le faltaba una voz femenina en la familia, su madre había muerto cuando tenía pocos años y si bien su padre, tíos y hermanos habían estado ahí para ella, era difícil tener una conversación con ellos sobre faldas cortas, escotes pronunciados y qué hacer cuando la noche anterior casi se había besado con dos chicos a la vez.

Desde hacía unas semanas, Remus había comenzado a parecerle más que interesante. Su humor tranquilo y la amabilidad con la que hablaba, la había cautivado.
Ella, un huracán de emociones sentía que una energía la tranquilizaba cada vez que él se acercaba.
Le intrigaba un poco su actitud misteriosa. Le intrigaban sus cicatrices, su pálido rostro.

Estaba totalmente segura de que no había querido besar a Isaac, el estimulante solamente hizo exteriorizar algo que ella ya venía sintiendo; le gustaba Remus.
Su gran imaginación la llevó al Gran Comedor donde entraría y Remus con su rostro pálido casi enfermo la estarían esperando para besarla apasionadamente. De alguna manera, ella terminaba bailando arriba de la mesa Concéntrate Mary.
Agarró su mochila, le preguntó a Lily si la falda le quedaba bien, la pelirroja la miró con el entrecejo fruncido, pero a ella no le importó.
Esta juventud... ¡Puedo verte hasta la dignidad querida! Le dijo la Dama Gorda, pero a ella tampoco le importó.

Todos los alumnos de quinto a séptimo de Gryffindor estaban tan dormidos que los profesores tenían que lanzar una bomba de estruendo cada media hora en las clases para que se despertaran.
El rumor que circulaba era que la noche anterior Sirius Black y James Potter habían dado una fiesta digna de recordar. O por lo menos eso decía Nick Casi Decapitado a todos los fantasmas del colegio.

Algunos Hufflepuff se acercaron a felicitar a los chicos, pero también les reprochaban no haberlos invitado, después de todo los leales Hufflepuff sabían dar buenas fiestas. En cambio, los de Ravenclaw y Slytherin miraban con desaprobación que la casa de los leones llamara tanto la atención por romper las reglas.
Lily y sus amigas habían escuchado al HeadBoy de Slytherin criticar en voz alta que nadie les hubiera puesto un castigo:
"Esta mañana, personalmente me acerqué al Profesor Dumbledore para exigir un castigo ejemplar a Gryffindor. Me dijo que me fuera a desayunar y luego me mostró una calabaza que tenía la forma de su cara y me preguntó si eran parecidos. No entendí qué quiso decirme..."

-Debería hablar con Evans

-No Prongs, no - le dijo Peter cuando salieron de la clase de Pociones.

- ¿Qué le vas a decir? "Oh, disculpa Evans, no quise mojarte toda la cabellera roja que tienes" Te va a lanzar un maleficio - sumó Sirius.

- ¡Ayer parecía que estábamos por ser amigos...!

-Pero no quieres ser su amigo, de verdad James, te estas pareciendo a Remus - le contestó el chico sin mirarlo - Hay momentos en la vida, donde uno tiene que diferenciar, los amigos de las conquistas. ¿Sabes en qué momento estás?

-En el momento de desesperación absoluta - dijo amargado James.

-No amigo, estás en el momento de brillar -contestó Sirius muy seguro.

Merodeadores superando las expectativasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora