Capítulo Treinta y uno.

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Y dale con lo mismo. Elliot , déjalas en paz.  Alisson le quitó las manos de la computadora.

No lo entiendes, brujita, ellas quieren saber más de mí. 

Alisson rió. ¿Les contarás la parte de Kendall?  dijo entre risas.

Dijimos que eso estaba olvidado  puso los ojos en blanco.

Oh, ¿Me acaba de poner los ojos en blanco, Señor Paterson?  ella hizo una imitación barata de Anastasia Steele.

¿Acabas de imitar a Anastasia?  soltó una carcajada.

Cállate. Y ahora quítate de aquí que yo les estoy contando la historia.

 —Que aguafiestas — él se acercó a ella y besó la comisaria de sus labios.

Te... cocine tu....comida.... favorita  Alisson le dijo entre besos.

Por eso te a  y sin más Elliot cerró la computadora.

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Elliot. 

Kristen Bell como Kendall.

Llegué corriendo a mi casillero, se me hacia bastante tarde y le pedía a Dios que ninguno de mis amigos me viera durante todo el día.

—No te escondas, Elliotcito — ¿Qué? No pude evitar reírme. Ese era Justin, él era el único que ponía apodos patéticos.

—Kendall te está esperaaando — cantó Javier. 

—¡Ya les dije que no invitaré a Kendall al baile! — les grité.

—Kendall, Elliot lo dijo de broma — la consoló Ryan.

¿Qué? ¿Ella escuchó lo que dije? Salí de mi escondite avergonzado.

—Kendall yo no quise — Esperen, aquí no estaba ninguna chica. Debí suponerlo.

—Agarrenlo chicos. — habló Clark.

—Me las pagaras, Clark Robinson.

—Como tú digas pero mientras, ¡A por ella tigre! — levantó su puño en forma de apoyo. 

Kendall estaba en el comedor sola con una caja de pañuelos a su lado. Desde que tengo memoria ella siempre ha estado enferma de la gripe, y siempre ha estado un poquito desalineada. No era fea pero ella trataba de que el mundo la viera de esa forma.

—Eh... Kendall — llamé su atención.

—Oh, hola Elliot.— pasó la mano por su mocosa nariz.

Le tendí la caja de pañuelos.

—Verás — hablé — me preguntaba si quisieras ir al baile conmigo. 

Miré de reojo a mis amigos, se estaban muriendo de la risa y, literalmente, sí se estaban muriendo de la risa. 

—¿En serio? — preguntó sonando se la nariz.

—Sí. Entonces, ¿Quisieras ir al baile conmigo?

—Claro que sí. — me abrazó sin previo aviso.

Volví a mirar a mis amigos pero ahora estaba Alisson con ellos, al parecer le habían contado lo que tuve que pasar a causa de no tener pareja para el baile. Ella los acompañaba con las risas. 

Pero miren el lado bueno, fue una buena causa. 

¡Aléjate de mi!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora