Noah🫀Toda esta situación me está matando lentamente. Soy un completo desastre aunque intento mantenerme fuerte por fuera, pero cielos, por dentro mis pensamientos están tan desordenados que chocarme la cabeza contra la pared a ver si se detienen me resulta demasiado atractiva. Insanamente atractiva.
—¿No quieres tomarte un descanso? —habla mi polo a tierra, sentándose a mi lado.
Estamos en mi casa. En la sala de cine para ser más específicos. Ellery sugirió que viéramos una película y yo nunca he sido fanático de sentarme en una sala oscura con un motón de extraños, lo he hecho, pero no es de mis cosas favoritas, por lo que venir aquí era nuestra mejor opción.
Ella me tiende un vaso de jugo de naranja al que le doy un pequeño sorbo para luego dejarlo en la pequeña mesa frente a nosotros. La misma se encuentra repleta de toda clase de chucherías ya que la chica a mi lado no se detuvo ante nada cuando pasamos por la tienda. Pagué todo discretamente mientras ella se distraía con un llavero de Rapunzel qué también le terminé comprando a pesar de sus quejas.
Ella no entiende que darle lo que quiere es una necesidad para mí. Es mi trabajo.
—¿De qué hablas? —Salgo de mis pensamientos y la abrazo. El aroma a coco de su pelo me golpea en la nariz.
—Físicamente estás aquí, pero tu mente no —responde contra mi pecho, apoyando sus brazos sobre el sofá para impulsarse fuera de mis brazos.
Su bonito pelo cae como una cortina, pasando desde sus delicados hombros hasta las puntas que le rozan los muslos. ¿He dicho que amo su cabello? Porque amo su cabello.
—Lo siento —digo en voz baja, sin poder evitar la tentación de tomar un par de mechones entre mis dedos, acariciándolo con ternura.
Ella suspira, se inclina para tomar el bol qué sostiene golosinas y toma una. Le quita el envoltorio y se lo lleva a la boca.
—Sé que no estamos en la mejor posición, pero creo que deberías soltarte un poco hasta que descubramos qué hacer. No se toman decisiones con la cabeza caliente, Noah.
Mi ceño se frunce con disgusto y un horrible sentimiento se desliza en mi pecho.
—¿Cómo me llamaste? —Pregunto, creyendo haber escuchado mal.
Ella me mira confusa.
—¿Noah? —Tantea.
—¿Quién diablos es Noah? Me llamo Cielo —decreto con firmeza y cruzo los brazos.
Ella se ríe al escucharme, la capacidad de razonar correctamente se va de vacaciones cuando ella se sienta a horcajadas sobre mi regazo. Mi cuerpo no duda, rodeando sus caderas para acercarla lo más posible a mi pecho. Mi cabeza cae sobre el respaldo del sofá y sus manos se instalan alrededor de mi rostro.
—¿Estás haciendo pucheros? —Arquea la ceja, sonriendo como si no lo creyera.
—Llámame cielo —murmuro, besando su mentón.
—Pensé que no te gustaba —dice de igual manera, pasando su dedo índice por mi cara. Sus ojos distraídos en su toque.
—¿Por qué pensarías eso?
Se encoge de hombros.
—Nunca mostraste lo contrario.
—Me encanta que me llames cielo. Tu voz llamándome así es de mis cosas favoritas en el mundo.
Sus mejillas se sonrojan ante mi declaración y una sonrisa crece en sus apetecibles labios rosas. Esta chica es tan benditamente hermosa que duele.
—Te quiero tanto, tanto —afirma entre risas.
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Los mejores amigos no se besan (Nueva Versión)
Teen FictionElle y Noah. Noah y Elle. Ambos son lo opuesto del otro. Mientras Noah prefiere la adrenalina que le provoca el basquetbol, Ellery prefiere la calma que le ofrece un buen libro y su habitación. Son como el sol y la luna, pero aun así logran compleme...