Capítulo 7: Pelear Y Pulir

15 3 0
                                    

Alexander

Ya han pasado tres meses desde que el equipo morado viene causando estragos, resaltando como el mejor grupo de la academia. Luego de la actuación de las batallas del primer mes, comenzamos a actuar como un verdadero equipo, Hyoga ahora habla más con nosotros y nos movemos como si fuésemos amigos desde siempre, 
-”Aunque Hyoga aún no lo sepa” pensé riéndome
-”¿De qué te reís, Lex?” dijo Milo de repente
-”Nada, nada, tranquilo. Estaba recordando lo que pasó hoy” le contesté terminando de reír
-”Bueno, pero no te distraigas mucho porque se te va a calentar la bebida” dijo tan amable como siempre

Mejor empiezo por el principio de mi historia.
Soy oriundo del imperio semihumano Caoklien, miembro de la nobleza vampira que allí habita. La particularidad de Caoklien es que, al coexistir muchas especies distintas, no tenemos un emperador como los demás imperios, sino que tenemos un consejo imperial que se encuentra conformado por las diferentes noblezas, la vampira, la de hombres reptiles, la de hombres lobo, la de arpías, etc. Cada nobleza posee dos miembros dentro del consejo y ellos deliberan y así dirigen el imperio. 
Es una forma interesante de llevar la política, pero bueno, así fue pactado desde los inicios del imperio, cuando las tierras de lo que ahora es Caoklien eran en realidad tierras de refugiados, estaban los que escapan de la severidad de los elfos, como así también los que escapaban de la guerra que se había desatado en el continente hermano a causa del odio y rencor que constantemente hace nido en los corazones humanos. Fue así, que semihumanos de todas partes del mundo, fueron recibidos por otros pares que habitaban estas tierras sin nombre, ni dueño, y fueron acciones como la superación del miedo al exterior, desalentar la discriminación interior y formentar la amabilidad entre especies, que se pudo fundar un nuevo imperio que usó esos sentimientos como cimientos incorruptibles para un futuro venidero. Y, aún hoy en día, estos valores se conservan dentro del imperio, uno creería que la existencia masacraría estos valores y nos volveríamos avariciosos como los humanos o sólo nos preocuparíamos por la perfección como los elfos, pero no fue así. Sólo se utiliza el término nobleza para denominar a los participantes del consejo imperial y a su familia directa, es decir, soy un noble vampiro porque mi padre pertenece al consejo imperial, al igual que la madre de Tatsuo Icarionte. Pero como quienes ocupan estos puestos son escogidos por el grueso del pueblo, y no por dedocracia como en los demás imperios, en unos años podría dejar de ser “noble” como podría continuar siéndolo, dependiendo de la transparencia y verdad con la que actúe el consejo, y en especial, mi padre.

Sinceramente yo nunca fui de interesarme por el aspecto político de la vida, más bien todo lo contrario, busqué divertirme y tener aventuras todo el tiempo. Al principio sólo recorrí los territorios caoklienses, hasta que a los quince años, se me permitió aventurarme en las tierras tloiras, y las recorrí hasta que cumplí dieciocho, ya que a esa edad mi padre me había prometido el permiso para viajar al continente hermano Demginia. Así fue, que a los meses de haber cumplido esa edad, me embarqué y dejé Santasia por primera vez en mi vida, teniendo como primer destino Vaonlestia, que como estaba más alejado que Nerakis el viaje tomó un poco más de tiempo.
Ya en Vaonlestia, lo primero que hice fue comenzar a recorrer Vaonlest, y fue así, en una de esas recorridas que encontré los panfletos sobre la academia de entrenamiento que tenía un ex-general del ejército en las afueras de la capital, un pueblo llamado Dagsa. Sin vacilar ni un segundo, viajé a Dagsa a realizar la inscripción para ingresar.

Cuando por fin llegué al edificio, entré corriendo al hall central para inscribirme de la emoción que cargaba sobre mis hombros, y al mismo tiempo salía un elfo rubio de ojos verdes,
-”Supongo que seremos compañeros. Nadie quiere perderse la oportunidad de ser entrenado por un ex-general, al parecer” pensé mientras pasaba a su lado
Hecha la inscripción, me dediqué a buscar un lugar dónde quedarme ya que lo ideal sería vivir cerca de la academia, por lo que me dijo la recepcionista al este de la academia, cerca del río Artin, hay varios hoteles dónde podría alojarme, así que me fui para ese lado. 
Así pasé unos días recorriendo Dagsa para hacer tiempo hasta que comenzaran los entrenamientos, también tuve que comunicarme con mi padre para avisarle todo lo que había sucedido y que a medio año, aprovechando el descanso, volvería por unos días a Caoklien. 
Antes de que me diera cuenta comenzó la época de entrenamientos, se pasó rápido porque conocí mucha gente interesante y me divertí mucho, tanto que los primeros seis meses pasaron antes de que siquiera me diera cuenta, y tal cual prometí, volví a Caoklien por unos días.
Mis días en casa, fueron de relajación total, y me la pasé contándole a mi madre todas las cosas que había vivido, hasta que tuve que volver a embarcarme para llegar a tiempo al nuevo comienzo de los entrenamientos.

AnawondDonde viven las historias. Descúbrelo ahora