Capítulo 10.

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Evan.

Dormía plácidamente en mi cama, habíamos llegado hace un par de horas. No me percaté hasta ese entonces que dicha pelirroja estuviera entregada a los brazos de morfeo sobre mí auto.

Cuando cargué su delgada anatomía ella solo se acurruco más en mi pecho, rendida. Acelerando los latidos de mi corazón ante ese gesto.

Ahora tendida sobre la cama King size. Admiraba cada pequeña parte de su angélica rostro, mientras se removia ante mis caricias proporcionadas en su mejilla. Suspiré.

Ojalá pudieras recordarme...

Me levanté decidido a retirarme y dejarla descansar, pero un inesperado gemido brotó de su garganta y su cuerpo comenzó a removerse bajo el negro cobertor que envolvía su cuerpo. Abrí mis ojos sorprendido, ¿qué sueñas diosa mía?.

Jadeo y sus mejillas comenzaron a teñirse de un color carmesí, seguía contemplandola como un idiota, enteramente hipnotizado.

Evan, por favor...—Sonreí como un imbecil. Yo era el causante de tal húmedo sueño.

Estaba plenamente consciente de que debía despertarla, debía regresar a esta realidad donde aún no puedo cumplir sus deseos.

—La mia dea, quando sai chi sono, quando mi ricordi di ognuna delle fantasie si avverer. Svegliati. —Susurre en su oreja retirando aquéllos mechones cobrizo que caían sobre sus mejillas. Sus apetecibles labios estaban entre abiertos, soltó un jadeo y balbuceo.

Deposité un beso en la comisura de sus labios y sin resistir más, comencé a mover su hombro ligeramente, de un lado a otro.

Il mio hechizera... Svegliati

Gruño y me dio la espalda, abrazando la cómoda almohada a su lado.

—Despierta. —Dije sobre su oído.

Se reincorporó asustada en la cama, pasando su mano por la cara de arriba a abajo. Repentinamente quito el cobertor mirando debajo su cuerpo; anonadada, su mirada se perdió en un rincón de la habitación, fijó, para ser más exactos en sus converse negras. Sus ojos no tenían intención de cruzar con los míos, eso era obvio.

—Lamentablemente no la mia dea, no sucedió nada en realidad... Al menos no aún. —Dije seductor a su lado, con mi cabeza inclinada sobre el hombro derecho fijando en ella mi total atención.

Bajó la mirada completamente colorada, y volvió a tirar su cuerpo en la cama. Tapando toda su cabeza con el cobertor.

—No sé de que estás hablando

—Sabes perfectamente que hablamos la mia dea... —Molesta giro aún más su cuerpo a la cama envuelta enteramente aún en el cobertor, estaba por decirle que se detuviera cuando su cuerpo cayó al piso antes de que tan siquiera pudiera detenerla.

Las carcajas brotaron de mi boca por si solas ante la escena. La veía removerse frustrada dentro intentando salir. Pataleando y buscando una salida.

—Demonios, ¡deja de reírte y ayúdame!. —grito furiosa.

—Evan joder, no puedo salir de aquí

Me agaché en su dirección y retiré la sabana completamente. Se sentó, retomó su respiración y molesta quitó los mechones de cabello adheridos a su rostro; peinando con sus dedo su larga melena despeinada.

—Eres tan insoportable. —Rodó sus ojos, me agaché hasta quedar a tan solo centímetros de su rostro.

—No dices eso cuando me tienes así de cerca... ¿No es asi?.

La chica de los auriculares violetas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora