¿Recordáis que Lea y yo interrogamos a Arthur y descubrimos que los chicos eran el nuevo grupo criminal de la ciudad? Sí, ¿y que lo dejamos escapar y tuvimos que inventar una excusa para nuestro nodo? Vale, pues lo que dijimos fue que había sido un tirador de la mafia local.
Así que nuestro jefe decidió que era buena idea ir a un pasaje a las afueras de la ciudad, donde estaba la entrada a uno de los nodos de la mafia y devolverles el ataque.
Por lo menos tuvieron la consideración de esperar al fin de semana para que yo no me saltara mis horas de trabajo.
Todos estaba yendo muy bien... O todo lo bien que puede salir un tiroteo. La idea era llegar a entrar al nodo para dejar claro que su poder no era tan grande.
En esos momentos estábamos acabando con los últimos guardas que había en la entrada. Lea y yo nos habíamos escondido detrás de la gran columna metálica que sostenía sobre nosotros el desvío de una autovía.
Cuando el último de los suyos cayó al suelo, gritando de dolor salimos de nuestro escondite. Ajusté mi capucha y mi pañuelo una vez más antes de disparar en la cerradura de la puerta para poder abrirla.
Entré yo por delante al oscuro y estrecho pasillo iluminado por un tendido eléctrico muy pobre que colgaba sobre nosotros. El pasillo estaba cavado en la tierra de una montaña y más o menos alcanzaba a ver una bifurcación no muy lejos.
Me siguieron Lea y varios miembros más.
Obviamente los de dentro habían escuchado todo el jaleo de los tiros y no tardaron en aparecer dispuestos a matarnos. Nada más distinguir sus sombras apreté el gatillo, dejando un rastro de cadáveres que tuvimos que sortear. Me quedé sin balas así que tuve que cambiar de arma a un cuchillo que llevaba en la pierna.
En la bifurcación nos separamos Lea y yo con otros tres chicos por un lado y los demás por el otro.
Llegamos a una zona más amplia donde, para nuestra sorpresa, ya se estaba llevando a cabo una pelea.
No me dio tiempo a analizar bien la situación porque mis compañeros empezaron a disparar.
Sin embargo, esta vez, debido al alboroto no cayó ningún cuerpo al suelo. Dejándonos a nosotros sin armas de fuego. Por suerte, la pelea ante nosotros parecía ser cuerpo a cuerpo.
Empuñé el cuchillo con fuerza y salté a la acción. Había dos tipos de rivales: los que llevaban la cara tapada y los que no. Yo fui a por uno de los enmascarados que estaba de espaldas pero otro me placó desde un lado.
Caímos rodando por el suelo, forcejeando hasta que se puso sobre mí. Sacó una pequeña navaja que llevaba escondida en la manga y estuvo a punto de cortarme el cuello con ella. Reaccioné a tiempo, desviado de un golpe su mano y clavando mi cuchillo en su hombro. Él gritó de dolor y aproveché para empujarlo a un lado. Me senté a horcajadas sobre el chico para inmovilizarlo, lista para apuñalarlo cuando la cobertura de su cara se movió ligeramente. Me costó un par de segundos reconocer ese par de ojos finos. Era JoJo.
Traté de disimular la sorpresa pero alguien tropezó con mi espalda y le clavé sin querer el cuchillo junto a la ingle. JoJo gritó y esta vez fue diferente. Salí despedida hacia arriba con la cabeza embotada y los oídos taponados.
¿JoJo era un mutado banshee?
Caí contra el suelo con un golpe seco y antes de que pudiera levantarme el chico de cabello negro trenzado volvió a gritar en mi dirección, haciendo que mi espalda chocara violentamente contra la pared.
Sí, era un banshee. Entonces era cierto lo que sospechaba la gente, que habían conseguido destruir el otro nodo porque eran mutados... por lo menos JoJo lo era. E imaginaba que no era el único.
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Tinta Negra [TN#1]
Science FictionSoy Ciara Byrne y si estáis leyendo esto es que al final he conseguido que no me maten. Mirad, chicos, el mundo está repleto de mutados -o gente con habilidades especiales, para que me entendáis-, y eso a las grandes potencias no les hace demasiada...