Pasapalabra - MINQI

Capítulo Único

- Tú tranquila, todo va a salir bien. - decía Minnie, mientras acariciaba la mano de su novia, quien se encontraba sentada en el asiento al lado suyo en el avión a punto de aterrizar en Bangkok.

- ¿Tranquila? Minnie, ¿cómo quieres que esté tranquila? - le preguntó Yuqi, de los nervios porque su mayor pesadilla estaba a punto de hacerse realidad. - No sólo es la primera vez que voy a conocer en persona a tus padres y a tus hermanos, que ya es intimidante de por sí, sino que además han dicho que tienen algo preparado, por lo que es inevitable que esté en tensión. - se intentó justificar Yuqi.

Minnie sabía que su novia tenía razón. Llevaban saliendo casi dos años, pero, al vivir en Corea, la pareja nunca había conocido a los padres de ninguna de ellas. Realmente, a ninguna de las dos les había importado mucho, dado que sabían su complicada situación, viviendo en países diferentes. Pero, cuando los padres de Yuqi fueron a visitarlas un par de meses atrás y Minnie pudo conocerlos, la tailandesa se quedó con el runrún en la cabeza de que quería que sus padres también tuvieran delante de ellos a la chica que tanto quería y con la que quería compartir su vida durante mucho tiempo. Quién sabía si incluso para siempre.

- Yuqi, puede que simplemente sea que nos han preparado unos días intensos por la ciudad. Es la primera vez que visitas Tailandia y estoy segura de que se han sacado alguna titulación de guía turístico para enseñarte todo lo que puedan. - la pelirroja la miró mal.

- Minnie, me dijiste que la última vez que les presentaste a una pareja, le montaron un interrogatorio parecido al de las comisarías de policía para conocer sus intenciones contigo. - la rubia sonrió al recordarlo. - Estoy convencida de que me van a hacer lo mismo. Solo quiero que la tierra me trague ahora mismo. Voy a sudar tanto que no voy a ser capaz de hablar y me van a mandar de una patada en el culo de vuelta a China. Y no quiero volver a China. No ahora que he conseguido que mi madre me tome como una adulta responsable con una vida más o menos organizada y compartiéndola con la chica de mis sueños. No me hagas esto, Minnie. - los ojitos de cachorrito que puso ablandaban siempre su corazón, era imposible resistirse a aquella jirafita adorable.

- Está bien. - le dio un pequeño beso en los labios. - Me aseguraré de que no vuelvas a China. No sé cómo, pero lo haré. - aquello no tranquilizó del todo a Yuqi, pero era lo mejor que Minnie podía prometerle.

Pocos minutos después, las dos bajaban agarrada de la mano del avión y se dirigieron a por su equipaje. El aeropuerto era tan grande que llegaron incluso cansadas hasta sus maletas. Una vez recogidas, se dirigieron a la salida, donde vieron como unas serpentinas de colores salían disparadas hacia el aire. Minnie se quiso morir de vergüenza cuando descubrió que habían sido sus hermanos quienes las habían lanzado al aire y se encontraban junto a sus padres, quienes llevaban un cartel enorme dándoles la bienvenida a Tailandia. A Yuqi le pareció extremadamente adorable aquel gesto y retuvo a su novia antes de que saliera corriendo de allí. Sabía que no era fan de ser el centro de atención, por lo que podría huir en cualquier momento, pero la agarró del brazo para acercarse a la familia de Minnie.

Después de las presentaciones de cortesía, aunque ya se habían visto las caras a través de llamadas, por lo que las presentaciones eran algo más simbólico que otra cosa. Yuqi estuvo bastante relajada todo el trayecto hacia casa de los Yontararak, mientras iba admirando por la ventana el paisaje y la ciudad de Bangkok. Minnie le había hablado mucho de ella, pero se sorprendió bastante de todo lo que se fue encontrando a su paso. Era más hermosa de lo que se había imaginado.

El trayecto hasta casa no fue excesivamente largo y, nada más llegar, sin siquiera tener la oportunidad de ordenar su equipaje, la madre de Minnie las hizo sentarse en la mesa para que empezaran a comer. El menú era comida típicamente tailandesa, que Yuqi había tenido la oportunidad de probar en Corea, pero nunca se podría comparar a que te la cocinaran tailandeses y en la capital del país.