Love... Thy Will Be Done

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El timbre suena sin parar mientras te pones tus botines favoritos e intentas pintarte los labios frente al espejo de la entrada de tu casa, haciendo equilibrios.
Siempre que tienes un compromiso haces lo mismo, lo dejas todo para última hora y después tienes que prepararte a toda prisa.
Por suerte, tus amigas te conocen desde hace mucho tiempo y saben que a estas alturas no vas a cambiar, así que siempre esperan pacientemente.

Últimamente estás tan ocupada con el trabajo que nunca te apetece quedar con la pandilla para salir de noche, pero esa semana las chicas te convencen para que te unas a ellas.
La idea es acercarse hasta un pub nuevo que han abierto hace un par de semanas cerca del paseo marítimo en el que, según dicen, hay muy buen ambiente, así que decidís acercaros hasta allí y ver cómo es.
Hay una cola tremenda para entrar, pero desde fuera la música suena genial y todas tenéis curiosidad, así que, decidís esperar.

Cuando por fin, es vuestro turno para entrar veis que el interior del pub es enorme, con una pista de baile en el centro rodeada de sofás de color negro,
Miras hacia arriba y ves que hay otro piso al que se accede por unas anchas escaleras.

Decidís quedaros abajo, y después de charlar animadamente empiezas a dejarte llevar por la música.
Esto es justo lo que necesitabas, desconectar y pasártelo bien.
Después de estos últimos meses, te lo mereces.

Las chicas ya están en la pista bailando, y después de dudar durante un buen rato, decides unirte a ellas.
Varias canciones después las chicas quieren tomarse un respiro y sentarse un poco y tú te diriges a la barra para pedir algo para beber.
Desde allí echas un vistazo a la gente que hay en la pista más detenidamente, también a las personas que están sentadas en los sofás, mientras conversan animadamente.

Tu mirada se dirige al piso superior y allí, apoyado en la barandilla ves a un hombre que no deja de mirarte. Al principio te sientes un poco intimidada por la manera en la que te observa, como si estuviese estudiando cada movimiento que haces, pero finalmente lo retas y decides devolverle la mirada.
Después de unos segundos, que se hacen eternos, el hombre aparta la vista sonriendo y tú das un trago a tu bebida, sin dejar de observar su reacción.

No vas a mentir, te sientes halagada... Hasta ahora, todos los hombres que te miraban, lo hacían como si fueras una presa, un trofeo....Pero él no.
Te mira con deseo, sí, pero también con curiosidad. Cada movimiento que haces, cada gesto, llama su atención una y otra vez.

Te terminas la bebida y vas hacia la pista de baile, consciente de que él está observandote desde arriba

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Te terminas la bebida y vas hacia la pista de baile, consciente de que él está observandote desde arriba. Le haces señas a tus amigas para que se animen a bailar pero están tan entretenidas charlando y riendo que no te ven, así que sigues bailando tú sola.

Al cabo de un momento notas que una persona está bailando a tu alrededor.
Lo miras, y casi sin disimular pones los ojos en blanco...
¿Por qué siempre que quieres bailar sola, tiene que aparecer el pesado de turno para darte la lata?.
Intentas ignorarlo y, sin poder evitarlo miras hacia arriba. Él está viendo toda escena con gesto muy serio, y ves que su mandíbula está tensa.
Sigues bailando, y durante un momento consigues centrarte en la música... hasta que notas un brazo en tu cintura. Es entonces, cuando paras de bailar, te das la vuelta y te quedas mirando a la persona que te ha tocado...
Normalmente te miran con cara de sorpresa y se acaban marchando, y esta vez no fue diferente.

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