Prólogo

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"Para verte, para tocarte, para sentirte y para comerte mejor"

Todas aquellas palabras le había prometido aquel Lobo a su Caperucita, sin embargo, no era aquella niña pequeña que iba a ver a su abuela en lo más profundo del bosque, ni él el malvado lobo feroz que intentó hacerle daño aprovechándose de su inocencia como contaba aquel conocido relato.

En lo único que coincide ambas historias es que estas palabras fueron pronunciadas bajo las sábanas de una cama de una casa en el bosque, sin embargo, el Lobo no era el único que se encontraba entre estas.

Pero para entender todo esto hay que comenzar desde el principio, donde el bosque no era un lugar peligroso manchado con cuentos para no dormir y así evitar que la gente se adentrara en el más de la cuenta.

Era un lugar donde por ejemplo dos niños de corta edad juegan al escondite despreocupados y sin obligaciones, donde una pequeña niña de cabellos castaños corre entre los árboles buscando el mejor lugar para ocultarse, sin saber que el pequeño ruido del crujir de las ramas a su paso y el roce de su cuerpo entre los arbustos había llamado la atención de alguien más que no estaba invitado a aquel juego.

Tenía muchos nombres provenientes de épocas más antiguas, pero ahora simplemente era conocido como Lobo.

Lobo era una persona confiada y seguro de sí mismo , sabía que podía tener lo que quisiera, sin embargo, ¿Por qué se había interesado en aquel cachorro humano que correteaba libremente?

No llegaba a tener una respuesta o justificación concreta, aunque alguien como él nunca necesitó justificarse por nada y ante nadie.

Lobo también era caprichoso y muy curioso, por lo que pensaba que nada malo pasaría si observaba más de cerca a la criatura que jugaba a esconderse en el bosque.

Por su parte, aquella pequeña niña no notó nada sospechoso hasta que estuvo agachada detrás de aquel gran árbol que encabezaba orgulloso el inició del inmenso bosque, y sintió un cálido aliento detrás de ella que hizo que girara sobre sus talones lentamente para descubrir así a aquel gran lobo mirándola fijamente con aquellos penetrantes orbes dorados que quizás podrían intimidar a cualquiera, pero no a ella o por lo menos no ahora.

Aquel cachorro, el cuál creía que se pondría a llorar nada más ver su imponente sombra tras de ella, le dedicó una amplia sonrisa mientras acariciaba su pelaje blanco como la nieve, demostrando su ingenuidad y su inocencia que podría resultar tan adorable como peligroso.

A el lobo le costó asimilar toda aquella dulzura que le transmitía la niña a él, que era alguien que de todas las cosas que había obtenido del mundo, lo único que nunca llegó a conocer fue el cariño hacia su persona, y ahora aquella criatura que se encontraba en el inicio de su vida se lo daba a conocer, una criatura que aún no conocía el miedo ni el peligro a pesar de estar rodeada del oscuro manto del bosque junto a una criatura que podría darle fin a sus días de un suspiro.

Lejos estaba de saber aquella niña sobre los sentimientos que le embriagaban a Lobo, ya que ahora solo le veía como un gran perrito que le hacía perder el juego al ser descubierta en su escondite por distraerse con aquella sombra, que tan rápido como apareció se marchó al notar que alguien más se acercaba, dejando así a una curiosa y sorprendida Rin.

Lobo quizás pensaba que con un encuentro le bastaría para satisfacer su curiosidad , pero esto solo le impulsó a querer más y empezara aquella persecución silenciosa y pacífica tras aquel cachorro.

Tuvo que pasar un tiempo para que aquella niña, que se había vuelto una mujercita, se diera cuenta de que nunca estuvo sola o por lo menos no cuando se adentraba en el bosque.

Habían pasado los años, pero no las costumbres, aquella joven acostumbraba a adentrarse en el bosque más de lo debido, a pesar de que ya había rumores de la presencia de un terrible lobo feroz que devoraba todo lo que encontrara en sus territorios.

Sin embargo, la muchacha que acabo siendo conocida como Caperucita roja, por aquella caperuza que su propia abuela le había hecho unos cuantos años atrás, no creía en esas historias, no creía que pudiera haber algo tan temible entre aquellas flores y los robustos árboles que la habían visto crecer.

Por otro lado, el propio Lobo era consciente de aquellos rumores, que habían empezado a circular por los pueblos de los alrededores por los pequeños descuidos de su persona, pero no todo lo que contaban los rumores era verdad.

Era cierto que era feroz, peligroso, intimidante pero no le interesaban los humanos y mucho menos como algo que tuviese pensado añadir a su dieta, sin embargo, esta falta de interés no se le podía atribuir a todos los humanos.

Su pajarillo había crecido delante de sus ojos, aún le sorprendía la rapidez con la que el tiempo pasaba por los de su especie, llegando a creer que si se despistaba un segundo acabaría presenciando el final de su vida en cualquier momento.

Sin embargo, ninguno de estos años le había dado la respuesta del por qué se había interesado en ella, quizás era su olor, este era diferente a cualquiera de los de su especie y ni el paso del tiempo lo había llegado a cambiar y aquello le atraía a la par que le intrigaba.

Quizás era su piel, nunca la había tocado solo habían tenido contacto aquella vez cuando solo levantaba un palmo del suelo, pero no era a eso a lo que se refería.No le hacía falta tocarla para saber que aquella piel, que los años había palidecido, sería la más suave y delicada que había conocido.

O quizá eran sus ojos negros y profundos como la noche que, a pesar de esto, esos orbes oscuros estaban llenos de vida y de su característica inocencia que el paso del tiempo no había conseguido aún arrebatarle.

Eran muchas dudas y preguntas sin respuestas, pero en el fondo a Lobo aquello poco le importaba, podía verla y con aquello le bastaba.

Inconscientemente deseo multitud de veces detener el tiempo y alargar las páginas de aquella parte de la historia, donde ella siempre vuelve al bosque y simplemente es ella misma y él descansa entre los árboles con el sonido de sus pasos e inocentes risas, donde ya no crece más y cada día es igual que el anterior, se estaba volviendo viejo y sin darse cuenta ahora solo buscaba paz y tranquilidad, pero toda historia debe continuar y nada dura para siempre

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Notas de autora:

Siii al fin subí el prólogo *-*

Estoy muy emocionada con esta historia que espero que llame vuestra atención y por mi parte espero estar a la altura de lo que se nos viene entre manos.✨

Agradezco mil vuestro apoyo en la historia que esta por terminar y espero que esta sea digna de recibir el mismo 💕

Caperucita Roja Y El Lobo Feroz  ( Sesshomaru x Rin )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora