Estaba jugando con mis hermanos, corría de un lado al otro en el inmenso jardín de mi casa en Rumanía. Ya debían pasar de las 9 de la noche, papá solía decirnos que no jugásemos tan tarde porque a esa hora los demonios salían a buscar a sus nuevas víctimas, mis hermanos y yo nunca creímos eso del todo.
Cuando cumplí 5 años, empecé a verlos...A esos seres que no conocía, cuya apariencia me aterraba. Un día mientras jugaba en mi jardín un joven se apareció en el pórtico de mi casa, llevaba un niño con él.
- Hola pequeña- dijo mostrándome sus dientes brillantes.
- Hola- dije con voz infantil.
- ¿Quieres jugar con nosotros?- dijo señalando al niño que me miraba con unos enormes ojos negros.
- No puedo- respondí inocente- Mis hermanos están ocupados y mis padres no están en casa.
- Mejor, así puedes divertirte con nosotros- el cielo empezaba a oscurecerse- Me llamo Beliel y este diablillo es Pazuzu
- ¿Pazuzu?-pregunté intrigada- Tienes un nombre raro.
Jugué con él en mi jardín un rato, Beliel estaba parado en la entrada observándonos, su sonrisa por alguna razón me intimidaba mucho.
- Tu hermano me da miedo- le dije a mi compañero de juegos mirándolo directamente a los ojos.
- Dame tu mano- dijo ignorando lo que había dicho. Se la di sin pensarlo y en cuanto la tomo, sentí que donde había posado sus dedos quemaba, intenté apartarlo pero su agarre fue más fuerte- Te encontramos- dijo con una voz que no era la que había escuchado antes, esta era grave y no parecía la de un niño de mi edad- Es ella- le dijo a Beliel y cuanto me giré su rostro ya no era su rostro. Su cara era roja, parecía como si se hubiera quemado, parte de la piel en su mejilla se había desprendido y sus dientes blanco se habían convertido es peligrosos colmillos afilados.
Me alejé de Pazuzu quien ahora sonreía de una forma diabólica, no me mostraba sus dientes pero su expresión era horrible. Grité el nombre de Sebastián,mi hermano que para ese entonces debía tener 12 años más o menos, pero no obtuve una respuesta, empecé a retroceder mientras Pazuzu y Beliel caminaban lentamente hacia mí. Lágrimas empezaron a mojar mis mejillas, cerré mis ojos con fuerza cuando la mano de Beliel agarró mi brazo con fuerza.
- ¡SEBASTIÁN!-grité a todo pulmón y escuché la puerta abrirse.
No podía abrir mis ojos, pero sentía las manos de mi hermano en mis hombros.
- ¿Estás bien ángel?- preguntó preocupado y abrí los ojos buscando a mi alrededor a los diablos que había visto antes- ¿Qué fue lo que paso?
- Estaban ahí- susurré- Beliel y Pazuzu- su rostro se descompuso y me abrazó con fuerza mientras yo lloraba en su hombro.
Desperté sintiéndome cansada, en tres días no había podido conciliar el sueño. Cada que cerraba los ojos, veía a esos demonios caminando por el pasillo de la preparatoria y escuchaba esas voces. Necesitaba olvidarlas.
- Sol- La voz de mi madre me hizo incorporarme, cuando ella entró a mi habitación- ¿Cómo te sientes?- preguntó sentándose frente a mí en la cama.
- Bien mami- respondí- ¿Ya te vas?- pregunté, a lo que ella asintió- Llévame con ustedes mamá.
- Sol ¿Qué pasó?- preguntó mi madre con preocupación mientras acariciaba mi cabello- Desde hace días te la pasas encerrada, no quieres ir a la escuela y estas nerviosa ¿Sucedió algo en tu primer día que no nos hayas contado?
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CUANDO UN DEMONIO TE BUSCA
Teen FictionMuchos dicen que los demonios siempre están buscando un alma que llevarse al infierno, aunque algunas veces no lo logren, pero solo aveces. Algunos están entre nosotros, observándonos, siempre al acecho. Otros están atormentando alguna pobre alma, h...