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Se quedó por un rato observando el agua, porque después se concentro en sus pensamientos, comenzó a pensar en todo por una parte quería mandar todo a la mierda, estaba cansado tenia miedo y no podía seguir fingiendo ya era muy difícil hacerlo

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Se quedó por un rato observando el agua, porque después se concentro en sus pensamientos, comenzó a pensar en todo por una parte quería mandar todo a la mierda, estaba cansado tenia miedo y no podía seguir fingiendo ya era muy difícil hacerlo. Después por su mente pasaron sus compañeros de la mafia pasaron por su mente, pero uno en especial lo hizo sonreír.

—Es que no responde el teléfono —decía Armando ya bastante alterado al no saber nada sobre su compañero—

—Armando tranquilo que lo vamos a encontrar

—¿¡Cómo quieres que este tranquilo!?, es que ya van dos veces que Conway lo golpea dios

—Jefe tranquilo, no llegamos a nada si se pone así amos a buscarlo por cielo y mar

El de ojos verdes no dio respuesta alguna, sólo salió del hospital y se subió sin más al automóvil en el cual hace un rato habían llegado y partió de nueva cuenta hacia la sede,iría en busca de uno de loa helicópteros que hacía un tiempo habían comprado.

—Ay cabron, nunca lo había visto tan preocupado

—Ni yo

—Ni esa vez se puso tan nervioso cuando íbamos a rescatar a Manolo, creo que aprecia demasiado a Yun...

Siguieron hablando mientras rápidamente caminaban hacia el garaje para sacar automóviles y dar la vuelta en búsqueda de Yun.

El asiático se encontraba aún sentado, pasado un rato se dirigió hacia aquella pequeña casa, está no tenía propietario desde hace bastante tiempo cosa que sabía bastante bien por eso siempre iba cuando se sentía mal y quería estar sólo,tomó su celular de la mesa y lo encendió, después se sentó una de las sillas de madera que tenía el lugar, en cuanto esté se prendió observó como una cantidad exagerada de notificaciones casi todas de una misma persona.

—Ay pol dios, que me explota el celulal Almando

Marco sin más aquel número y fue cosa se segundos para que Nadando respondiera.

—¿Yun dónde estás?, ¿estás bien?

—Tranquilo, sólo me quise ya sabes alejal un poco y...

—¡Te voy a matar!

El pelirrojo se asusto un poco al escuchar a Armando, se puso nervioso y sólo comenzó a pedir perdón.

—Chaval por ti estuve apuntó de sacar el helicóptero, de verdad

—Te pido peldon

—¿Dónde estás?

—¿Vienes pol mi?

—Claro que si, mandame tu ubicación

Después de un rato los dos se encontraban en un automóvil, iban en completo silencio y eso fue durante todo el trayecto, pasada una media hora llegaron a la sede, Armando ya les había avisado que había dado con quien buscaban, estos se alegraron y dijeron que irían al casino.

—Almando

—¿Que sucede?

—¿De veldad te pleocupaste?

—Por supuesto, ¿piensas que no eres importante para mi? —decía para aclarar su garganta. —Eres mi familia como los demás

—Yyy te puedo pedil algo —decía un tanto avergonzado con sus mejillas pintadas de color rojo—

—Anda, te escuchó

—No lo quelia hacel y si le dices a alguien te voy a golpeal tan fuelte que nadie te va a leconocel ¿te queda clalo?

—Vale, vale

—¿Puedes dolmil conmigo?, es que duelmo mejol contigo

—Joder, anda vamos a dormir en ese caso

Armando poco a poco y sin darse había caído en los encantos de Yun, pero por otra parte también quería protegerlo porque tenía esa necesidad y más después de saber que había intentado acabar con su vida en múltiples ocasiones, sabía que podría llegar a intentarlo de nuevo por que sabía que tenía miedo por los golpes que había recibido de parte de Conway.

—Glacias, te quielo

—Glacias, te quielo

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Herido. Yunando Donde viven las historias. Descúbrelo ahora