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Yoongi se levantó y rodeó la isla, tomó una taza blanca de cerámica de la cocina y se sirvió un poco de café caliente, como si estuviera en su casa. Porque a pesar de los comentarios del loco, y a pesar de que éste lo mirara siempre con rabia, aún se sentía a gusto allí, y haría lo que le plazca, aunque sea hasta que Taehyung lo detuviera.

Apoyó su trasero cómodamente sobre la mesada, mientras observaba fijamente como Taehyung devoraba una enorme frutilla, mientras que un poco del jugo de la misma chorreaba por su comisura. Mientras tanto éste sostenía al bebé sentado sobre su regazo; se veía como un verdadero padre.

—Parece que no te gustó mi desayuno... —dijo con sarcasmo, queriendo hacer un chiste.

Taehyung suspiró mirando su plato y limpio su boca con su mano.

—¿Por qué no te vistes? Vendrá gente. —Ignoró por completo su comentario.

—¿Quién? —miró hacia afuera por las grandes ventanas de la cocina.

—Han Young, es el señor que hace el aseo.

—Ahh... —Asintió. Claro, la casa lucia como un basurero. —Y... ¿a donde están todos?

—¿Todos quiénes?

—Los que viven aquí, no sé, tu familia.

Taehyung levantó la vista y lo miró mal. ¿Que mierda le importaba?

—No tengo familia, y no quiero hablar de eso —dejó sobre el plato un pedazo de huevo revuelto que tenía pinchado en su tenedor y bebió jugo.

—¿Osea que vives solo? ¿Siempre? —inquirió con curiosidad.

—¡¿Eres sordo?! —Se levantó enojado de la banqueta, dejó al bebé sin cuidado sobre la isla y subió las escaleras.

¿Que mierda dije ahora? Pensó Yoongi acercándose al desayuno sobre la isla. Si Taehyung no lo terminaba, él lo haría con gusto.

Taehyung cerró con fuerza la puerta de su habitación y suspiró pesado. Que pendejo insoportable, pensó. Se quitó la bata y la colgó en el perchero, tomó ropa limpia y se metió a la ducha. Cuando salió, bajó las escaleras vistiendo una camisa beige de Gucci metida dentro de su pantalón negro, y un cinturón negro con el logo de la misma marca.

Se encontró con Yoongi charlando con Han Young en la sala, acerca del jardín trasero y sobre cómo había crecido el pasto. Y el desgraciado aún estaba en ropa interior. Giró los ojos con pesadez.

—Buenos días Han Young —dijo al pasar por su lado —Yoongi... —lo tomó del brazo y lo arrastro hacia un rincón. Esperó a que Han Young siguiera con lo suyo para hablar—. ¡¿Por qué no te has vestido?! —Susurró apretando los dientes y soltó su brazo al darse cuenta de que lo estaba apretando.

—Porque justo tocaron el timbre y-

—¿A dónde está el bebé? —Interrumpió.

—Donde tú lo dejaste —señaló la isla. El bebé aún se encontraba allí tirado.

—Escucha, pedazo de idiota. No estás en esta casa porque de repente somos amigos, estás aquí porque tienes solo una cosa que hacer y es cuidar a ese bebé —dijo en tono severo —aunque sea mientras me ducho.

Yoongi se quedó callado y lo miró, no sabía que decir. Optó por no decir nada y caminar hacia la cocina para tomar al bebé en sus brazos. No sabia muy bien por qué estaba haciendo todo lo que él le decía, pero algo en la forma en que le hablaba, hacía que últimamente se quedara sin palabras.

Taehyung caminó hacia él nuevamente y le quitó al bebé de sus brazos.

—Ve a ducharte y cambiarte, yo lo cuido. —Dijo seco.

Yoongi no dijo nada y dió media vuelta para subir las escaleras.

Mas tarde ese día, la casa estaba limpia, y Taehyung se recostaba sobre una cómoda reposera junto a la piscina de su casa. "Move your hips" de Nicki Minaj sonaba de fondo en los parlantes que tenía escondidos en su jardín para que dieran un sonido envolvente, y él tarareaba la canción mientras cerraba los ojos. Amaba cuando el sol pegaba en su piel desnuda —claro que no tomaría sol desnudo siendo que el pordiosero estaba arriba en su habitación, y su ventana daba directo a la piscina—, pero aunque un pequeño bañador rojo cubriera apenas sus partes, igual lo disfrutaba.

Se relajó y respiró hondo. Los últimos dos días habían sido algo locos, y ese no estaba siendo la excepción. Nunca pensó que viviría con el paliducho, y eso lo estaba estresando un poco. Quizás era hora de ir por una merecida sesión de masajes.

Del Odio Al Amor, Hay Una Botella De Ron © (Primos 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora