3. Reencuentro, balance y excitación

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Regresó a su departamento, embelesada por la belleza de Itachi. -Dolorosamente divino- pensó.

¿Cuantas mujeres se habrán perdido en esos hipnotizantes ojos y después habrán perecido en sus brazos, justo en medio de una violenta mordida?

Durante su relativamente breve existencia -si se le comparaba con la longevidad del universo- ella jamás había arrebatado la vida de un ser humano, de cierto modo aquello le causaba curiosidad y definitivamente era algo que debía cuestionarle en algún momento.

Poco habían compartido, no bastaba para decir que conocían ni siquiera lo básico uno del otro. Sin embargo ella sentía una especie de emoción descontrolada, ningún hechizo de amor lograría esa sensación tan intensa, lo sabía. Si no estaba enamorada al menos era seguro que iba por el camino a ello.

Tenían un nuevo encuentro pactado, esperaría pacientemente ese día y estaría preparada para dar el ataque decisivo. Solo había alguien idóneo para adiestrarla en ello: Tsunade.

------ 2 días después------

Las brujas y los gatos siempre caen de pie -dos noches para el encuentro con Itachi-

-Dos preguntas, Sakura, ¿Cómo diste conmigo y para que?- la voluptuosa mujer de cabello rubio hasta la cadera dejó que la hechicera wicca pelirosa se abriera paso en su hogar.

Décadas pasaron desde la última vez que se vieron frente a frente, por seguridad solo se buscaban en verdaderos momentos de necesidad. El reencuentro siempre era grato sin importar la razón.

-Vampiros, dime todo lo que sepas. He de reunirme con uno y necesito saber hasta dónde puedo llegar con él- directa y tajante, algo emocionada. Era como ver a una niña ilusionada en busca de respuestas y de cierto modo, eso era, Tsunade era al menos 500 años mayor.

-Bueno Sakura...- hizo una pausa para ofrecerle a su visita una copa de color rubí con lo que aparentemente era vino tinto.

-Tienes que prepararte con los cuarzos... en teoría puedes llegar hasta el final, su fuerza es equiparable con la nuestra, no podrá destrozarte... he de decir que te tengo envidia, los humanos son tan suaves en ese aspecto-

Soltaron una risa estruendosa, aquello era una inminente realidad. El sexo para ellas podía llegar a ser salvaje, una lucha de fuerzas que acabaría con la vida de un mortal en cuestión de segundos. La intimidad con los humanos resultaba como dar agua a quien moría de hambre: frustrante.

-¿Como hago lo de los cuarzos? ten paciencia, no soy diestra en el arte de follarme a otra criatura nocturna-

-Bella e impaciente ¿eh? Bueno, te vas a recostar en una cama formada por una cobertura de cuarzos rosas, permanece en ella al menos 24 horas antes de tu encuentro. Necesitas balancear tu energía. Dime, ¿hace cuanto que el rombo de tu frente no entra en acción? se que lo ocultas y si deseas que continúe oculto, no te puedes saltar lo de los cuarzos, niña.-

El rombo sobre su frente, una diminuta y hermosa joya que podía pasar por indumentaria decorativa. En realidad era su arma definitiva ya que ciertas cosas o situaciones podían despertarlo: emociones intensas o vidas en peligro. Una vez activo invocaba una especie de energía visible en forma de líneas color carbon, capaces de restaurar vida propia y ajena: byakugou.

-Aunque si me permites opinar, niña, dudo que lo último que le importe a ese tipo sean un par de líneas de energía plasmandose en tu piel... yo me preocuparia por tu verdadera forma física, Ten cuidado, los vampiros son vanidosos, hirientes y vacíos-

-Eso me dijo nuestro protector... lo tendré en cuenta. Gracias por recibirme, Suprema.-

-Dejalo en Tsunade, no hace falta el título-


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12 horas para el encuentro con Itachi

-MIERDA, MIERDA, MIERDA!-

Después de visitar a Tsunade, recolectó lo necesario para ponerse en balance justo previo al encuentro.

-Eres una grandisima estupida!-

Perdió la noción del tiempo y cuando se percató, quedaban justas 12 horas y no 24.

-De acuerdo, cálmate, no puedes posponer esto, ella dijo "al menos", si me concentro lo suficiente podré mantenerme bajo control-

-Si idiota, pero recuestate de una vez!- se respondió a sí misma y cediendo como una cría recién reprendida, se dejó caer sobre el tendido de cuarzos, sintiendo un satisfactorio golpe en la columna.

-Pensé que solo los humanos actuaban patéticos con tal de follarse a otros-

Cayó rendida, estaba inmersa en el estado de relajación inducido por los cuarzos y la naciente excitación. Deseaba a esa criatura y anhelaba ser objeto de su lujuria.

En algún momento de su descanso de restauración y balance, comenzó a visualizar al causante de su comportamiento. Estaba ante ella, de rodillas sobre las sábanas de seda que cubrían su colchón. ¿Estaba pidiendo perdón? no, el azabache dejó escapar una risita y se levantó un poco, acorralando a Sakura en su cama.

-Me gusta la ingenuidad, significa que te puedo enseñar muchas cosas-

-No entiendo a que te re...- su voz se entrecortaba en un audible y satisfactorio suspiro,

Las pálidas manos de Itachi habían burlado su ropa hasta llegar descaradamente a su entrepierna, abriéndose paso lento a su monte de venus, logrando llevar al límite de la desesperación a la pelirosa.

-Frustración, lo veo en tu rostro, ¿esperabas que me detuviera en otra parte, Sakura?-

Engreido y precioso, su comportamiento la sacaba de sus casillas, necesitaba su tacto en lo más profundo de su anatomía y él se lo estaba negando.

-Está bien, sería descortés de mi parte no satisfacer a la chica que me roba los suspiros, ¿verdad?-

Y sin previo aviso penetró con sus dedos la cálida y estrecha cavidad de Sakura, sin cortar el contacto visual. El aliento mentolado chocaba contra su cuello, provocando una serie de sensaciones tortuosas y deliciosas.

-¿Sabes qué más deberías saber, Sakura?-

-N...no... y no me importa, ¡más fuerte itachi!-

-Cariño, estás soñando-

-Ahh?-

Y despertó, empapada en sudor frío y con la inminente sensación de humedad entre sus piernas.

-Carajo!!!-

Solo faltaban 2 horas para su encuentro. No creía poder resistir un poco más.



Hijo de la luna (En Curso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora