Capítulo 16: El escape de las muñecas

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El estallido sonoro impactó fuera del auto cuando los cristales diminutos cayeron sobre Marie y Savior, ambos casi sin moverse se limitaron solo a girar el rostro para cubrirse del impacto del vidrio, y el sonido de los neumáticos chillar contra el liso pavimento suavemente pulido resonó por un instante hasta que el colorido auto y el vagón que arrastraba desaparecieron velozmente en el camino a la vista muda de peatones desconcertados. Casi inmediatamente tras su rastro seguían las patrullas con las sirenas a todo volumen tras el auto.

─ ¡¿Cómo nos encontraron?! ─ Antares conducía con locura y gritaba alterada en la búsqueda de una respuesta, el silencio y los rostros aterrados de sus compañeras no podían darle las respuestas que deseaba.

─ ¡Maldita sea Pólux son tus padres! ¡¿CÓMO NOS ENCONTRARON!? ─ Y un impacto brusco en la parte posterior hizo frenar al auto, el grito de terror de Hamal seguido de un estruendo. El auto apenas estático empezó a levantarse del suelo, lentamente el vehículo empezaba a No levitar, sino ser levantado por algo, o alguien. El vagón había desaparecido de la vista de las aterradas muchachas. Las luces parpadeantes en rojo brillante alarmaban a los peatones quienes curiosos sacaban placas de vidrio tan finas como una hoja de papel y comenzaban a grabar el suceso.

De las ventanas del auto se notaban las manos de sus ocupantes entre alteradas y paralizadas.

─ ¡Pólux, por favor haz algo! ─ Hamal gritaba mientras agitaba el semi paralizado cuerpo de Pólux en el asiento delantero, sus ojos agitados y respiración de igual modo entrecortada a punto de estallar mostraban la desesperación en la mencionada.

A través de los vidrios levemente sobrantes de su auto, Antares estrelló su puño, los cristales salieron al exterior mientras de su mano su tan característica sangre incolora manchaba su brazo, similar a un gel desinfectante, antinatural, extraña y asombrosa la sangre caía a gruesas y espesas gotas fuera del vehículo ante la vista extrañada de los espectadores. De un momento a otro, el auto se detuvo en el aire, el ambiente tenso se sentía alrededor mientras una gruesa gota de sangre incolora estaba a punto de tocar el suelo, el estallido masivo de los cristales sobrantes no solo del auto de las muchachas, las patrullas, los edificios e incluso los dispositivos de cristal de los espectadores estallaron en millones de fragmentos, los gritos se hicieron presentes inmediatamente cuando todos aquellos fragmentos giraban en torno al vehículo elevado en el aire como una estela brillante que se transformaba en un aro despidiendo destellos.

Los ocupantes del auto miraban asombrados la escena mucho más que los millones de habitantes que dese abajo admiraban horrorizados, fue entonces cuando Antares retiró su brazo espantada, y observó a su lado a su compañera de mirada aterrorizada con sus ojos completamente blancos y el semblante perdido en algún punto a la distancia, sus labios inexpresivos y su rostro pálido daban muestras de la primera verdadera reacción de su hasta ahora oculto poder.

─Pólux. −Susurró una voz delicada oculta detrás de su asiento, Angel no había hablado hasta ahora, a pesar de lo sorprendida y aterrada que se encontraba desde que empezaron a elevarse en el aire.

Mientras el aro de cristales rotos giraba en torno al auto los gritos del exterior se detuvieron, la luz reflejaba, y de un momento al siguiente, la oscuridad llegó.

"Y entiendo tu desesperación, tu dolor, aunque no puedo ayudarte, sé que estas cansada por que yo también lo estoy, pero busca en nuestros ojos, y rompe el cristal de tus miedos"

***

Pólux:

El silencio se hizo en mi mente, con los suaves destellos de luz reflejados en el cristal, las miradas se pierden de mi vista y los sonidos se desvanecen con velocidad inimaginable, siento mi cuerpo muy liviano, muy liviano, muy liviano...muy muy liviano.

Mis ojos están cerrados y los puntos de luz que veo son hermosos y cercanos, una sensación cálida se posiciona en mi pecho, como el abrazo suave de una madre que te extraña, su sonrisa es hermosa, su hermosa piel oscura y sus ojos claros y perfectos adornados de unas hermosas y rizadas pestañas albinas, sus brazos se extienden silenciosos hacia mí en la espera de una respuesta y no sé que decir, no puedo avanzar. Mi mano derecha se extiende hacia adelante intentando tocar las manos de la desconocida de hermosa apariencia, mientras sus ojos se vuelven de repente en un susurro suplicante, se cierran y ella aparta sus manos de mi dirección, una lágrima o algo similar cae mientras susurra palabras que no alcanzo a escuchar.

Nuevamente estoy sola, en un parpadeo solo luces lejanas se proyectan, puntos estelares que siento, me observan, con el cuerpo más liviano que nunca solo atino a observar a mi alrededor, no hay olores, y los tonos de brillo de las estrellas son como pequeños y aterrados ojos.

─ Por favor. ─ Una súplica llena el aire, una voz familiar.

─ Por favor. ─ Siento su voz cercana, y giro intentando escuchar mejor, no lo consigo.

─ Por favor. ─ Sobre mi hombro izquierdo, la velocidad con la que giro me hace chocar con un destello terriblemente intenso, mis ojos se cierran automáticamente y mis oídos logran escuchar, finalmente el bullicio me alcanza, solo escucho cinco voces familiares, y todas están aterradas.

Mis ojos intentan adaptarse, la oscuridad no es tan diferente al espacio en el que me encontraba, mi primera vista es un cielo lleno de estrellas y un árbol plástico de color lavanda.

─ Me gusta mucho ese color. ─ Fue lo único que pude decir, por alguna razón solo podía pensar en un color, mi cuerpo volvió a ser pesado, muy muy pesado. Unos cuerpos temblantes se acercaban a mí y pude divisar sus rostros, verlos así de unidos me hacía imaginar que podíamos ser amigos en otro momento, o en otras vidas. Quizá si alguno de nosotros no hubiera sufrido lo que sufrió, pero los traumas no nos hacen quienes somos, nosotros decidimos superarlos y ser mejores.

─ ¿Pólux? ─ Una voz temblorosa mencionaba mi nombre, era extraño, nunca lo escuché hablarme con temor.

─ Pólux... ¿Estás bien? ─ Hamal avanzó dubitativa, junto a Joe, observándome de cerca. ─ ¿Estás bien?

Un suspiro salió de mis labios, y sentí algo junto a mí, a mi lado y observando el árbol desde mi punto de vista, Antares sonrió.

─ A mí también me gusta mucho ese color.

©STELLAR : La última constelaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora