Cap. 40

56.7K 3.4K 351
                                    

Escuché la puerta de abajo cerrarse.

- Gruñona.

- Tarado.

- Tonta- Dio un paso hacia mí haciendo que yo retrocediese.

- Pesado- Otro paso.

- Gorda- Y otro.

- Feo- Sentí la pared contra mi espalda.

- Enana- Sus manos se posaron a ambos lados de mi cuerpo.

- Asqueroso- Mi mirada bajó involuntariamente a sus labios.

- Preciosa- Susurró a centímetros de mi boca haciendo que nuestros labios se rozasen- Te he echado de menos.

No dije nada. Simplemente sentí miles de bichos mutantes corriendo en mi estómago y arrasando con todo. ¿Mariposas? Ni comparación.

A continuación llevé mis manos a su cabeza atrayéndolo hacia mí y juntando nuestras bocas en un lindo pero necesitado beso.

Y sí, en ese momento olvidé todos los problemas y todas las cosas malas que estaban pasando. Simplemente sentí como se me erizaba toda la piel sin poder evitarlo y sonreí sobre sus labios.

- Yo a ti no- Alcancé a decir antes de que él volviese a besarme.

Sin darme cuenta acabamos en mi habitación, sentados en el sofá. No dejamos de besarnos hasta que sentimos la falta de oxígeno en nuestros pulmones.

Nos separamos lentamente dejando nuestras frentes pegadas.

Sonreí sin abrir los ojos recuperando el aliento.

- ¿Así que no me has echado de menos?- Escuché que preguntaba enredando su dedo en un mechón de mi pelo.

Negué abriendo los ojos. Y me encontré con su mirada puesta en mis ojos. Sentí un ligero pinchazo.

Era imperfectamente perfecto.

- Oh, está bien, pues ha sido un placer gatita- Dijo haciendo un ademán de levantarse.

- Hey no, no, no- Dije estirando de su chaqueta a la vez que hacía un puchero y el se sentó de nuevo a mi lado- Tal vez un poquito- Susurré y el depositó un pequeño beso en mi frente.

Me senté sobre su regazo apoyando mi cabeza en su pecho y él me envolvió con sus brazos, cerré los ojos.

- ¿Qué tal lo llevas?- Preguntó y volví a la realidad donde mis padres estaban a punto de separarse y...

¿Acabo de decir padres? Sentí un gran pinchazo en mi estómago pidiendo lo siento internamente a mis padres, a los de verdad. Era una horrible persona.

- ¿Alex?- Me llamó haciendo que volviese a la realidad. Lo miré mordiendo mis labios a la vez que sentía un nudo en mi garganta, aunque sabía que no lloraria no podía hablar, simplemente mi voz no salía...todo era tan complicado. Suspiró ruidosamente- Ven aquí- Dijo abrazandome, escondí mi cabeza en su cuello.

- No pensemos en eso ahora- Volvió a darme un pequeño beso está vez tras la oreja.

Mi piel se erizó de nuevo.

- ¿Sabes que gatita?- Preguntó.

Lo miré expectante alejándose un poco. Sonrió.

- Es la tercera vez que te digo gatita y no has hecho nada al respecto lo que indica que te encanta que te llame así- Fruncí el ceño sorprendida, era cierto. Su sonrisa, digo, su perfecta sonrisa ocupaba todo su rostro.

Idiota. Sonreí internamente sabiendo que tenía razón.

- Eso no es cierto. Simplemente no tiene caso pelear con estúpidos incorregibles- Dije al buen estilo de Alex.

AlexiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora