uno

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—Entonces, ¿te describes como un acosador?


—Más que eso, soy una persona que estudia al que le gusta para complacerlo cuando estemos juntos.


—¿En la cama?


—En cualquier situación, no soy un pervertido. Yo vivo para hacer feliz a la persona que me gusta.


—¿Y si encuentra esa felicidad en otro lugar?


—No, yo soy el único que provee esa felicidad, por eso estudio al que me gusta.


A pesar de que respondía las preguntas su concentración estaba fija en la ventana, o más bien, más allá del vidrio transparente. Minho miraba el árbol sin hojas, uno tan grande que la copa del mismo ni siquiera se visualizaba en un tercer piso de un edificio. Minho estaba intrigado en la forma en que sus ramas se movían debido al fuerte viento que prácticamente las azotaba, estando en pleno invierno, era desgarrador para un amante de la naturaleza viva ver como esta se marchitaba de tal forma que se veía todo lúgubre, gris... triste.


—...Lee Minho, ¿me está prestando atención? — Un joven movía su mano frente el rostro del pálido muchacho, quien rápidamente dejaba de lado aquel sombrío árbol para poder prestarle atención a su psicólogo. Este anotaba un sinfín de cosas en un papel que tenía el nombre de Minho en la cabecera, no entendía su letra, pero el pelinegro sabía que lo estaba tachando de psicópata con quizás qué problemas mentales.


Minho no estaba loco, solo estaba enamorado.


—Perdón Seungmin, ¿te has dado cuenta de lo triste que es el invierno? — Minho se acomodó en su silla frente al escritorio de su psicólogo, desinteresado miró a uno de los cuadros que estaban colgados en su pared, había uno nuevo, pero desde esa distancia no alcanzaba a leer nada, la mala visión era algo familiar, pero usar lentes no era agradable para él.


—Cuéntame, ¿qué te causa el invierno? —


Minho calló y miró nuevamente por la ventana para ver que el viento seguía azotando aquellas ramas sin pizca de vida, sintiendo como su corazón transmitía soledad ante el frío de aquel día de noviembre, a casi empezar diciembre, época que más odiaba.


Al salir de la consulta de su psicólogo, y con otra agenda para el final de semana en su calendario, caminó escondiendo su nariz en la bufanda roja que cubría su cuello, trató de apurar su paso pues ya comenzaba a sentir que el frío y el viento helado se apoderaban de él. Para su suerte, notó como al final de la calle aquel muchacho que había estado observando durante todo el trimestre, entraba a una cafetería junto a una pequeña y linda joven, se veía algo mayor para él y eso no descartaba que podían gustarle las mayores; hasta ahora se había enterado de un sinfín de cosas de él, como que había salido con un chico que estudiaba con él, que le gustaba el café no tan cargado y con poca azúcar, que era cálido pero sus manos eran frías, que si lo mirabas de cerca se veían ciertas pecas invisibles al ojos de cualquier ser humano, y también se había fijado que su pasión era la música.

Minho prácticamente corrió para poder alcanzarlo, pero una tienda antes de la cafetería se miró en el reflejo de un vidrio, se arregló la chaqueta, el cabello, y finalmente entró al lugar percatándose de que estos dos estaban discutiendo en silencio, la mujer tenía el teléfono en su mano mientras le pedía explicaciones al castaño, quien le hacía gestos para que guardara silencio. Estos no estaban en la fila para hacer su pedido, así que Minho solo se formó detrás de un cliente para observar y escuchar qué era lo que sucedía con esa pareja, pero antes de que pudiera escuchar algo, su turno ya le tocaba.

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⏰ Última actualización: Apr 24, 2021 ⏰

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