Pensamientos Efímeros.

Miedo

¿Existe el miedo de escribir en una hoja en blanco? ¿Existirá una fobia como esa? ¿O tal vez lo estoy confundiendo con otra cosa? Puede ser eso, he tratado de camuflar todo y hacerme la desentendida de este miedo que siento.

¡Pero se realmente cual es la razón de todo esto!

Miedo al desahogarme en lo que escribo sea el desencadenante a crear historias las cuales me hagan sentir más que la vida misma. Miedo al escribir cosas que recuerden mis temores y secretos; de los cuales ninguna persona podría estar orgullosa. Miedo a describirme como persona y saber que no soy un ejemplo a seguir para nadie y en cambio ser olvidada en esta oscuridad que llamamos Mundo.

Escribir con cuidado es una de las cosas más agobiantes que he enfrentado, tratar de minimizar las cosas es lo más caótico para un intento de escritora como yo.

Sentir que te desnudas a tus lectores es algo asombroso, para que negarlo, pero eso no cambia el hecho que el miedo sigue allí presente, a la espera de volcar todo tu mundo. Miedo de encontrar a alguien que sepa descifrarte entre líneas. Ya sé que estarán preguntándose ¿Pero qué tiene que ver que alguien lo haga? Solo puedo decir ¡Caos absoluto! Una vulnerabilidad capaz de debilitar esa barrera o coraza que me he propuesto tener desde hace mucho para no ser lastimada ni humillada.

Hace mucho estaba dispuesta a enfrentarme a esa maravillosa pero espeluznante hoja en blanco . Me decía: no tengo nada que perder, a parte solo me creare un seudónimo y no sabrán nada de mí, es solo historias de salen de mi alocada imaginación y sí que eran muchas que podrían salir hasta con una simple tarde de helados; eso era lo que más me animaba tener un sinfín de cosas que contar y crear para poder darle vida a esos personajes de nuestras historias que tanto amamos. Uno de los tantos días de pensar en los pros y contras de escribir me atreví y me sumergí en ese hermoso y perfecto lienzo en blanco que para nosotros los escritores es un paraíso.

Llego el momento más esperado por mí, subir la primera historia, capitulo tras capitulo, ver la emoción de mis lectores por cada vez que actualizaba, mensajes en mi muro de apoyo y mucho amor, otros enojados porque no solía actualizar a la hora de siempre sino cuando ellos menos lo esperaban. Eso y más creaban en mí una emoción tan reconfortante y me hacía feliz.

No podía con la emoción, esta se desbordaba de mí ser.

Pero como estamos en el mundo real, no todo dura para siempre, esa felicidad no era nada más que efímera así como la aceptación que sentía hacia mí.

Un mensaje lo cambia todo.

Sentí miedo.

No era un hola ni mucho menos un mensaje de aliento para seguir escribiendo; era uno en el cual me detallaba completamente y se podría decir así.

Y encontré lo que más temía, alguien que podía leerme entre líneas.

No respondí ese mensaje.

Solo di de baja mi cuenta y cerré sesión.

Por mucho tiempo me negué a escribir, con el temor de ser descubierta de nuevo. En cambio tuve mucho tiempo de leer historias de las cuales no me llenaban por el simple hecho de que quería que fueran por otra dirección y mi inconformidad me hacía pensar en volver a plasmar mis ideas. Pero retrocedía y quitaba esos pensamientos de mi cabeza.

Paso mucho tiempo para yo poder confiar en subir algo o que me dejara de importar que alguien me conociera mis más profundos temores a través de las historias.

Pero no era nada como antes, comencé a subir historias ¡si! Es algo impresionante para mí pero algo había cambiado. Mis propias historias no me llenaban, los personajes eran tan planos de no me hacían sentir ni una pisca de emociones.

Hasta que vi una notificación de un mensaje.

Era el mismo que me había escrito la última vez y por el cual deje de escribir.

Un mensaje que podría cambiar mucho.

Un buen escritor deja siempre un destello de su ser en cada línea que escribe.

No estoy viendo nada de ti en esta historia, nada más que el miedo a ser descifrada. Basta con ver las descripciones y el pensar de cada personaje.

No dejes que tu esencia desaparezca por un sentimiento tan pasajero como lo es el miedo.

Oscuro.