Exceptis Centum

Capítulo 9

Notas de PurrV

Advertencia para aquellos que puedan ser un poco asustadizos. Hay un breve momento de gore más adelante en este capítulo.

Aclaraciones

- Banshee: Es una leyenda irlandesa la cual habla del espíritu de una mujer cuyo llanto advierte de una muerte inminente en una casa.

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Sentado en su oficina con una gran taza de refresco en una mano y una bandeja de bocadillos sobre su escritorio, Alfred hojeó un libro que contenía todo lo que su padre había hecho en su intento de resolver el misterio de la reina desaparecida. Por lo que había escrito, había intentado casi todo lo que podía hacer a su alcance, desde consultar a las reinas de otros reinos hasta investigar la historia del reino, hasta el punto en que la reina desapareció de la corte de Picas.

Después de su charla con Arthur, Alfred decidió que en su tiempo libre debería al menos investigar él mismo la razón detrás de la reina desaparecida y, si su reinado terminara sin una, al menos podría transmitir sus conocimientos al próximo rey y esperar que tuviera suerte. Había dejado atrás sus pensamientos resentidos del pasado hacia la reina, y aunque todavía pensaba que su reino todavía estaba bien sin una, al menos debería intentar buscar al miembro desaparecido de su corte.

"Así que Felipe el Problemático fue el primer rey sin reina", murmuró Alfred mientras revisaba las notas y sorbía su bebida. "Tenía una gran cantidad de trabajo por lo que hizo que la guardia realizara controles a los ciudadanos, pero nadie llevaba la marca. Incluso aprobó una ley en la que todos los ciudadanos debían ser inspeccionados a fondo".

Esa ley provocó un poco de polémica, de hecho fue su padre quien la abolió tras convertirse en rey.

"El siguiente fue Michael el Firme, intentó usar el poder de rey de Picas para encontrar a la reina, pero no consiguió nada. Luego Oscar el Misterioso, que pasó todos los días en su estudio investigando, casi nadie lo vio. Luego mi padre, George el Valiente, y prácticamente hizo lo que hicieron los demás".

Mientras Alfred revisaba las notas de su padre, vio algo que captó su interés. Cierta huella que había visto en sus estudios y de la que sus tutores e incluso los demás reyes le habían advertido constantemente.

"¿De verdad le preguntó a un Joker?"

El Joker. Nadie sabía exactamente cuál era su papel en este mundo, pero algunos creían que mientras los cuatro reinos y sus tribunales mantenían el orden, los Jokers eran los que orquestaban la discordia. No eran una amenaza o un enemigo para los cuatro reinos, eran simplemente extraños individuos que causaban un pequeño caos aquí y allá, posiblemente para curar su propio aburrimiento. A veces ayudaron a los reinos, pero otras veces jugaron con ellos, nunca eligieron realmente un bando. Solo había dos de ellos, lo que aparentemente fue un alivio, uno era un joven de ojos escarlata con cabello blanco plateado y el otro era un niño, aunque actuaba más viejo de lo que parecía a pesar de sus maneras traviesas. Los dos no trabajaron juntos ni uno contra el otro, pero eran conscientes el uno del otro.

Nadie sabía si eran personas comunes y corrientes que finalmente recibieron la marca del Joker, o si siempre habían sido el Joker desde el comienzo de los Cuatro reinos, nadie sabía ni dónde vivían o incluso si habitaban en esta existencia. Parecían ir y venir a su antojo, pero tenían algunas reglas que seguían, pero nadie sabía cuáles eran esas reglas.

Cualquiera de los reyes podía llamar a un Joker por cualquier motivo, y vendrían sin importar qué. Hoy en día, los reyes generalmente consultaban con su corte antes de hacerlo, ya que al hacerlo o bien recibían el caos o alguna extraña forma de ayuda que podía resultar beneficiosa o no, nadie quería arriesgarse. Sin embargo, cuando Alfred leyó las notas, su curiosidad comenzó a crecer.