Capítulo 4.

514 47 13
                                    

El chico de pelo blanco había terminado marchándose solo en moto enfadado a pesar de las advertencias de Miryeong y sus amigos para que no condujese en aquel estado. La noche había acabado con un sabor amargo para Miryeong, que volvía en taxi con la hermana de Yuta.

—Lo siento de verdad Miryeong-ssi... —Habló Yumi. —No pensaba que Yuta se pondría así, llevaba días hablando de ti y queriendo que te conociésemos y ¡eres una chica genial! —Miryeong le sonrió jugueteando con el cinturón de seguridad. —Pero... Es un poco gilipollas con las chicas, ¡y ya has visto cómo se ha puesto por Taeyong! —La castaña recordó aquello de la historia repetitiva de la que el japonés y Taeyong habían hablado y preguntó llena de curiosidad.

—¿Qué ha pasado antes entre ellos? Se les notaba tensos... —Yumi suspiró sabiendo que la chica le haría esa pregunta.

—Tuvo... Tuvo una novia, antes que tú claro. —Comenzó a explicar la morena. —Y bueno... la relación no salió bien. No quiero entrar en muchos detalles que no me conciernen pero... Yuta era un auténtico animal. —Yumi detuvo su narración sabiendo que le era amargo recordar todo aquello. —Se peleaban todo el rato por que él no sabía controlar los celos y un día se le salió de las manos.

—¿Qué ocurrió?

—La chica comenzó a pillarse de Taeyong... —Yumi se encogió de hombros. —O sea, normal, es guapísimo, pero... no se lo dijo a Yuta. —Miryeong frunció el ceño.

—¿Engañó a Yuta con Taeyong? —Preguntó curiosa. Yumi negó rotundamente.

—No, para nada, Taeyong no tenía interés en ella y sabía que era la novia de su mejor amigo pero el idiota inmaduro de mi hermano malinterpretó todo y... Se peleó con Taeyong, de hecho es el culpable de que le falte media ceja, pero supieron hacer las paces. —Tragó saliva. —Taeyong es un chico estupendo pero Yuta... Yuta parece que está podrido por dentro.

—¿P-por qué pegaría a Taeyong? —Inquirió Miryeong sorprendida. Yumi se encogió de hombros.

—Aquellos años eran fatales para Yuta. Y bueno, para todos. Pero que pegase a Taeyong no fue lo único. —Suspiró. —Se metía en frecuencia en peleas y... también pegó a su novia una vez. —Miryeong abrió la boca con sorpresa. —Dios, sé que no me toca contarte esto a ti, ¡no quiero que pienses mal de Yuta! Es mi hermano y obviamente lo quiero... pero me canso de tener que ser su madre, es inmaduro pero estos días se le veía alguien nuevo, centrado y más feliz.

—¿Está bien? ¿Qué le ha pasado? —Miryeong se preocupaba por Yuta, y Yumi le miró sonriente.

—Tú. —Dijo la morena. —Tú le has pasado Park Miryeong. Llegaba a casa más feliz, me ayudaba... comenzaba a parecerse a un hermano sabes... Pero hoy... la ha vuelto a cagar. —El taxi se detuvo delante de la casa de Miryeong y el taxista anunció la llegada. —Miri-chan, por favor, ten cuidado con Yuta ¿vale? Eres una chica estupenda y estoy segura de que le harás bien, pero por favor... Hay... Hay cosas de él que no te puedo contar y... —Yumi se mordió los labios. —Dale tiempo y sé paciente porque creo que ese estúpido se ha enamorado de ti. —Sonrió. —Pero en cuanto haga algo que no te guste, aléjate de él y de todos nosotros, por favor.

Miryeong asintió confusa pero agradecida por la charla tan abierta y profunda de todo aquello con Yumi. Se quitó la chaqueta de Yuta que aún llevaba para dársela a su hermana y bajó del taxi para despedirse de la morena.

—No pagues anda, —Dijo Yumi. —cuando volvamos a vernos ya me lo darás. —Miryeong le sonrió y sacó la mano del bolso. —Descansa y gracias por no juzgar a Yuta, Miri-chan.

La puerta del taxi se cerró y volvió a arrancar. Miryeong agitó la mano despidiéndose de Yumi, que le había caído genial, y caminó para entrar en casa sin hacer mucho ruido y no despertar a sus padres.

Aquella noche, entre las sabanas, trató de digerir todo lo que había pasado. Había conocido a los amigos de Yuta que eran geniales, incluso esa chica pelirroja de la que no sabía ni el nombre. Había visto una cara de Yuta que le asustaba un tanto, pero había conocido más de él gracias a Yumi y quería ayudarle.

Ella también estaba comenzando a enamorarse, y no quería perder su relación con el japonés. Por lo que decidida, haría todo lo que estuviera en su mano para ayudar a Yuta.

Trató de dormir como pudo recordando que al día siguiente tendría dos agotadoras horas de clase de violín, y aunque no solía soñar con nada mientras dormía, por la mañana fue perfectamente capaz de recordar que había soñado con un Yuta que daba la vida por ella y le quería eternamente.

(...)

—No te aceleres Miryeong-ssi, céntrate en el ritmo que marca el metrónomo. —Dijo la profesora de violín.

—Perdón unnie. —La castaña se disculpó con Sohyun, una estudiante de música que llevaba años dándole clases particulares de violín y con la que se llevaba bastante bien. Volteó la partitura y comenzó de nuevo a la orden de la profesora.

—Y un, dos, tres, cu... —La estrambótica maestra de pelos azules se detuvo cuando el señor Park, el padre de Miryeong, apareció por la puerta del salón.

—Disculpad que os interrumpa, pero hoy la clase tendrá que finalizar antes. —El señor Park se acercó hasta Kang Sohyun para tenderle un sobre con la paga del día y agradecida recogió sus cosas y se despidió de la familia.

—¿Qué pasa papá? —Preguntó Miryeong mientras guardaba su violín, su madre llegó al salón y se unió a la conversación curiosa.

—Ha surgido una importante reunión de ultima hora y organizaremos una cena aquí para esta noche. —Explicó.

—¿Un nuevo inversor? —Preguntó la madre. El señor Park negó sonriente.

—Mejor aún. Miryeong, ponte elegante para cenar, vendrá toda la familia y quiero que tú también estés ahí. —Ordenó. La castaña asintió y tomó todas sus cosas para llevarlas a su habitación.

—Bueno, ¿de quién se trata?

—De los dueños de las Farmacéuticas Lee y una posibilidad de asociación con nuestra empresa.

New Romantics |Na Jaemin; NCT|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora