La Luna De El Alfa ~Derek Hale~ 1

Capítulo 2

Desperte con un terrible dolor de cabeza y me quedé mirando al techo.

¿Que fue lo que pasó?.

Me moví en mi cama y me di cuenta de algo.

No estoy en mi cama y mucho menos en mi casa.

¿Donde rayos estoy?.

Recuerdos de lo que pasó invadieron mi cabeza aumentando el dolor.

¿Me caí de un árbol?.

*Si pero el chico te salvó*

Iba a examinar la habitación en busca del chico pero alguién entró llamando mi atención.

Era una mujer morena con el cabello rizado, parecía tener la edad de mi madre y estaba vestida de enfermera.

¡Estoy en el hospital!.

Me sonrió y se acercó a mi.

—¿Te sientes bien?.—pregunto mientras me revisaba.

—Aparte de la Jaqueca, si.—respondi y me apoye en mis antebrazos para sentarme.

—Perdiste mucha sangre, de no ser por el chico seguramente hubieras muerto.—dijo algo preocupada.

—¿El chico? ¿Tu sabes donde está?.—pregunté y ella movió la cabeza hacia la derecha indicandome que mirara hacia allá.

Mire en esa dirección y lo ví.

Estaba sentado en la silla que estaba junto a mi, tenía los ojos cerrados, estaba dormido.

—No se fue de tu lado en toda la noche.—dijo y sonrió.

Yo sonreí por inercia.

—¿Sabes cuando podré irme?.

—Vine a ver como estabas y ya que veo que estas bien, puedo darte de alta en unos 30 minutos.—sonrió y camino hasta la puerta.

—Gracias.—dije y le sonreí.

—De nada.—dijo devolviendome la sonrisa y así sin más salió de la habitación.

Mire al chico y me di cuenta de que no se su nombre.

Lo ví y se veía tan tranquilo y tan lindo, sonreí.

Tome algo de la pequeña mesita que había junto a mi y se lo lancé a la cara provocando que se despertara.

Me miro enojado y sonreí aún más.

—¿Estas loca?.—pregunto levantándose de la silla.

—No.—me encogi de hombros—.Solo quería agradecerte por haberme traído.

—Claro.—dijo con sarcasmo—.Mi cara sintió tu gratitud.

Rode los ojos y me levante de la camilla, tenía la pierna algo acalambrada asi que di pequeños saltitos hasta la silla en donde estaba mi ropa.

—¿Que estas haciendo?.—pregunto examinando cada uno de mis movimientos.

—¿Que no es obvio?.—pregunte, iba a hablar pero lo interrumpi—.Me voy a casa.

Meti mis piernas en el pantalón de cuero con delicadeza.

Luego iba a ponerme la blusa pero me di cuenta que no apartaba sus ojos de mi y me empecé a sentir incómoda.

—¿Podrias...?—hice un ademán indicándole que se volteara.

Cuando lo hizo me puse la blusa blanca y empecé a ponerme mi chaqueta de cuero.