Mudanza

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Nos íbamos a cambiar de casa a pesar de que yo estuviera en cuarentena, tan solo tenía dos días de haberla iniciado y mis intenciones no eran contagiar a todos de Covid-19, pero esto no pareció ser impedimento para mi mamá.

Nos cambiamos, fui la primera en llegar al nuevo departamento pues ya no querían que me cruzará con los demás, tenían todo preparado para mi llegada, ya estaba lista mi habitación para seguir cumpliendo con la aislación y dejara a los demás continuar con la pesada labor de cambiarse de casa, aunque esto les duró por dos días, así es amigos, nos cambiamos otra vez, pero en esta ocasión nos mudamos a una casa.

Para la segunda mudanza todos se fueron primero que yo, recuerdo que me estaba poniendo los zapatos para después dirigirme a la nueva casa pero las cosas sucedieron un poco diferente de lo que pensaba.
   
    - Te me vas a cortar el cabello - me ordenó mi mamá algo molesta
    - Pero mamá - repliqué confundida - ¿Cómo voy a ir así? ¡Estoy enferma!

Al parecer mi realidad no fue argumento válido para que mi mamá me dejara irme a la nueva casa y siguiera con el plan de vencer mi enfermedad en casa, me mandó como si nada estuviese pasando en el mundo y sin "protección" alguna.

    - Oye, por lo menos dame un cubre bocas - le exigí enojada
    - No, así te vas - me contestó mientras me cerró la puerta en la cara

Aunque sabía que tenía que ir a la estética me dirigí al hospital por alguna extraña razón. Al llegar me encontré con el hermano de mi mamá, mi tío Gilberto.

     - Hola tío
     - Hola hija - me saludo algo triste.

Me di cuenta desde que lo ví que algo tenía, algo sabía y no me quería decir, estaba intrigada por saber que estaba pasando pero decidí no preguntar.

    - Oye tío ¿Tienes un cubrebocas que me regales? - le pregunté para distraerlo un poco de sus pensamientos.
    - Creo que no, pero deja checo - reaccionó rápidamente logrando distraerse un poco.

Buscó en su mochila y sacó un cubre bocas guinda con resortes negros, me extendió la mano para que se lo recibiera. Lo recibí con una sonrisa.

    - Muchas gracias tío - le dije mientras acariciaba la suave tela del cubre bocas
    - De nada hija - se quedó un momento en pausa para después regresar y decirme - Te quiero mucho hija - bajó la mirada después de esto, recordó la razón por la que estaba triste y me volvió a mirar
    - Yo también te quiero mucho tío - respondí con una sonrisa en el rostro.

Esa fue la última vez que ví a mi tío, al parecer él sabía algo que yo ignoraba.

No Me Hables de COVID-19Donde viven las historias. Descúbrelo ahora