Mientras las cosas con Jan Carlo estaba en las nubes, había una persona que impedía un poco mi felicidad, y se llamaba Kristen. Esa creatura era como el chicle en el zapato que no puedes sacartelo porque está súper atorado, Kristen. Ella era la encargada de quererme callar, desvalidar mi punto de vista, encargada de querer y a veces, arruinar mi día. Era insoportable, no podía creer que una persona tan linda como Jan Carlo tuviera una amiga tan irritante como Kristen.
Aunque en la mayoría de las ocasiones Kristen estaba pegada a nosotros, Jan y yo nos escapábamos, nos íbamos a los cuartos del fondo del pasillo y nos quedábamos hasta que se hiciera noche. Cuando ya no nos quedaba aliento decidíamos recostarnos en el suelo uno al lado del otro, sentíamos nuestros corazones latir al mismo ritmo, nos veíamos mientras acariciabamos nuestras cabezas con nuestras manos, sus manos en mi cabeza y las mías en la suya, hacíamos esto hasta que nos quedáramos dormidos.
Pasaron semanas y en ningún día de estos bellos e inolvidables días se los pude contar a mis hermanas o a mi mamá, nunca me vinieron a ver y si, lo sé, se que por mi condición nadie puede verme, sería contraproducente pero, en este hospital, si un familiar viene por noticias tuyas las enfermeras te dicen quien vino a saber de ti, te hacen llegar los mensajes de aliento de tu familia, y por más que lo espere, nunca pasó, me gustaría volver a verlas, no saben cuánto. Y aunque me dolía no verlos o saber de ellas, mi dolor era consolado por Jan Carlo, ya no estaba tan sola en está lucha.
Después de varios días y por más extraordinario o imposible de creer, Kristen y yo empezamos a dejar de lado nuestras diferencias y nos dimos cuenta que podíamos hacer muchas cosas juntas pues teníamos demasiadas cosas en común. Las dos empezamos a unirnos en planes, la empecé a invitar a algunas actividades que tenía planeadas con Jan Carlo, nos convertimos en el trío de amigos más unido que el mundo haya podido ser testigo, éramos los tres hasta el final, seríamos los tres que saldríamos juntos del hospital, íbamos a hacer toda una vida allá fuera pero, todo cambió de un momento a otro, un miembro del trío de amigos se despidió.
El primer chico que me hizo creer en el amor, el chico que me pintó una vida juntos allá fuera, lejos de esta enfermedad, aquel chico que pensé que estaría conmigo hasta que fuéramos viejos, ese niño que me enseñó a amar con todas mis fuerzas, sin miedos y sin excusas me dejó, se fue y me dejó sola. Me mintió al decirme que se quedaría a mi lado, justo usando las cosas marchaban bien, cuando pensé que nuestra relación estaba en las nubes. Fue Jan Carlo, fue el amor de mi vida quien me dejó sola en esta lucha, fue él el que resultó ser un traidor.
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No Me Hables de COVID-19
Historia CortaNo es la misma historia de COVID-19 que te han contado.