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La fresca brisa sopló en el rostro del castaño como una caricia, obligándolo a abrir un poco los ojos y admirar al hermoso ángel que acunaba una taza de café con leche a las afueras de la habitación. Los rayos del sol decoraban sus cabellos rubios, dándoles un brillo encantador.

—Jimin-ah—llamó el chico a su pareja con un tono adormilado, notando la sonrisa con la que el rubio se acercaba a la cama.

—Buenos días, cariño.—murmuró el rubio, perdiéndose entre las sábanas junto a su novio.

—Despertaste muy temprano. ¿Viste el amanecer solo otra vez?—reclamó el más alto, hundiendo su nariz en el sedoso cabello de su chico.

—Ayer te veías cansado y quería que durmieras un poco más.—respondió el lindo rubio, sin prestar demasiada atención a lo que le decían, aferrado al chico satisfecho.—Te voy a encerrar aquí conmigo para que no trabajes.—Un suave beso reposó sobre los labios de Jimin con dulzura, logrando una sonrisa que cautivó al sensible corazón de Kim.

—¿Terminaste tu desayuno?—preguntó Taehyung al notar el leve sabor a café en los labios ajenos. El chico asintió, jugando con los rizos de su pareja.

—¿Puedo secuestrarte?—susurró el más bajito, entrelazando las manos con el contrario sin mirarlo.

—¿Secuestrarme?—dudó el chico, preguntando a qué se refería.

—Sí, secuestrarte. No dar ubicación de dónde estás y tenerte solo para mí.—Una sonrisa divertida se mostró en los labios de la pareja, mientras Taehyung intentaba ahogar la risa.

—Tenemos el fin de semana juntos, cielo.—Jimin bufó y se acurrucó aún más, murmurando un "No es suficiente".

Kim se sumergía en el trabajo toda la semana y volvía a casa en la madrugada, mientras que Jimin tenía un trabajo en una boutique, aunque no lo consumía tanto como a él, gracias a la pandemia.

—Puedo encerrarnos aquí y no salir jamás. Odio esperar 120 horas para recibir mimos.—Taehyung comenzó a reír y Jimin se alejó ofendido.

—¿Qué? ¡Es en serio! Aunque a veces son 144, pero solo cuando decides trabajar los sábados.—respondió, bajando uno de sus dedos, mientras Taehyung apreciaba con disimulo el hermoso anillo que traía, que él le había regalado.

—Está bien, amor. Pediré unos días si es lo que quieres.—continuó, riendo. Pero la reacción de su novio no fue la que esperaba.

—Eres un imbécil.—murmuró el más pequeño, saliendo de la cama y dirigiéndose a su taza de café con pasos firmes.

—¿Por qué?—preguntó Kim, levantándose para correr hacia su bizcochito de limón y abrazarlo por detrás.

—Te digo cómo me siento y te burlas en mi cara. ¿Acaso tú no me extrañas?—renegó el más pequeño, dejándose llevar por el castaño.

—Soy un imbécil.—concordó Kim con una sonrisa al notar cómo su novio lo miraba.—Pero soy tu imbécil.—El rubio asintió, besando sus labios con delicadeza y siendo correspondido al instante.

—¿Podemos ir a caminar? Me sofocas.—dijo divertido, tomando el bañador y cambiándose a una remera que pertenecía a Taehyung.

—¿No querías secuestrarme?—El otro negó con inocencia y buscó su calzado para salir.—Yo sí quiero. ¿Puedo encerrarme contigo?—Jimin rió, empujando al más grande fuera de la casa.

—Vamos a caminar.—insistió, haciendo un puchero.—¿Por favorcito?—Taehyung rió por la actitud infantil antes de abrazar a su chico fuertemente.

—Te amo.—susurró, besando la parte superior de su cabeza.

—También te amo, Taehyung-ssi.—respondió sin dudarlo, soltando un suspiro de cansancio al notar que Kim todavía llevaba puesto su pijama.

—Oops, olvidé cambiarme.—dijo, admirando su atuendo. Jimin soltó una risita.—Aunque técnicamente, una cosita linda rubiesita me sacó de la casa rápido.

—No lo noté hasta recién.—se defendió Jimin, protesta que fue cubierta por los labios de Kim.

El pequeño besó rápidamente sus labios antes de apartarse de los escalones.—Ve a cambiarte, cielo.—luego volvió a entrar junto con él, quitándose las sandalias y cayendo en la cómoda cama.

—¿Nos vamos a quedar?—preguntó Taehyung y el más bajito asintió con una leve sonrisa.—¿Por qué ya no quieres ir?

—Estamos siendo inconscientes. No debemos salir.—explicó Jimin, buscando en su teléfono alguna canción para pasar el rato, claramente deprimido al recordar el encierro.

—Dame eso.—murmuró Taehyung, pidiéndole al rubio que le extendiera su celular.

—¿Ariana?—preguntó sonriente al reconocer la intro que había comenzado a sonar en la habitación. Kim asintió, tomando la mano de su novio.

—¿Me permite esta pieza?—hizo una pequeña reverencia, escuchando la risa melodiosa de Park.

—Con mucho gusto.—el rubio sonrió cuando Taehyung lo atrajo hacia su cuerpo por la cintura, dejando un beso en sus labios al acortar distancias.

La imagen era preciosa.

Su cabeza recostada en el hombro de Kim mientras se movían al ritmo de la dulce melodía. Desde que había salido la canción, Jimin deseaba poder bailar junto a su pareja "Stuck with U", y ahora que estaba sucediendo, no podía dejar de sonreír al sentir la calidez que transmitía Taehyung a su cuerpo mientras compartían aquel momento.

—Te amo.—murmuró. Jimin se encontraba en un estado de completa relajación, como si estuviera en el lugar y el día perfectos.

—Te amo más, Minnie.—respondió Taehyung, notando cómo Jimin sonreía contra su cuello, cautivándolo.

Solo eran ellos dos, solo aquella pareja en esa habitación, bailando al ritmo de Ariana Grande y Justin Bieber. Demostrándose el amor que se tenían, susurrándose cosas dulces o, en el caso de Jimin, dejando caer algunas lágrimas ante la conmovedora sensación que le dejaba estar allí.

La canción estaba por dar su fin cuando Taehyung frenó el baile y miró a Jimin con dulzura, acunando su rostro con una delicadeza inigualable. Las lindas sonrisas que se dedicaban, llenas de emociones, y las miradas con ese característico brillo que solo se ve en las películas.

—Espero ya haber dicho que te amaba.—susurró Taehyung, prestando atención a cada parte del rostro de Jimin, como si en algún momento fuera a desaparecer y no tuviera suficientes recuerdos de él.

—Te amo, Taehyung.—devolvió el pequeño, poniéndose de puntillas para besarlo y volver a la posición de antes.

Recostado en su hombro mientras marcaban el ritmo lentamente. Se amaban, y de eso no había duda. Y por eso, no importaba tener que pasar tiempo en cautiverio; mientras tuvieran el uno al otro, les parecía suficiente.

stuck with y̶o̶u̶Donde viven las historias. Descúbrelo ahora