Ese día en la mañana nos llamaron a todos las clases al auditorio para dar los resultados de distintos concursos que había hecho la escuela durante ese tiempo, entre ellos, el de obras dramáticas.
—¡Jason! —lo llamé, mientras caminábamos con la multitud por el pasillo.
Él volteó a verme y se detuvo para esperarme.
—¿Qué pasa? —preguntó cuando lo alcancé.
—¿Quieres sentarte a mi lado? —le pregunté, con una mirada divertida.
Él me respondió con una risa.
—Será un placer.
Ambos nos sentamos juntos al llegar al auditorio, mientras a mi otro lado estaba Corah, como siempre.
—Solo recuerda que estas aprobando matemáticas gracias a mí —me dijo Jason.
—También te sirve a ti para practicar antes de las pruebas —le recordé.
Aun así, sabía que él ganaba mucho menos que yo. Él no hubiera tenido problemas con estudiar solo por su cuenta y estaba segura de que hubiera ido mucho más rápido de lo que iba conmigo todos los jueves.
Durante al menos diez minutos, los profesores y directora intentaron hacer callar a los más de dos mil alumnos que había dentro del auditorio y cuando por fin se callaron, comenzaron a dar premios.
Dieron el ganador del concurso de cuentos, el de poemas y de otros concursos que a nadie le importaban.
Comencé a susurrar una plegaria inventada por mí misma, mientras tanto.
—Si hay un dios en un universo paralelo en algún lado... por favor, ayúdame —pedí.
—¿A quién le ruegas? —me preguntó Corah.
—A un dios de un universo paralelo.
Corah me miró extrañada.
—No hay un universo paralelo.
—¿Quién sabe? Quizás hay un universo donde hay seres mágicos y cosas así.
—¿Y por qué nadie lo ha descubierto?
—Quizás alguien lo hizo, pero no ha dicho nada.
En vez de prestar atención a lo que estaba sucediendo en el escenario, estaba creando un cuento de hadas.
—Sí, claro —dijo Corah, con ironía—. No hay ningún universo mágico.
—Te deben odiar allá —bromeé.
En realidad, ¿quién decía que no había un universo paralelo donde hubiera seres mágicos? Tal vez no teníamos los medios para averígualo, tal vez alguien ya lo había descubierto, pero... Agh, no tenía tiempo para pensar en eso.
—Ahora, el concurso de obras dramáticas —anunció la directora, por el micrófono.
Puse toda mi atención en la voz de la mujer. Por fin llegábamos a lo que me interesaba realmente.
Jason también estaba mirando hacia el escenario con los ojos muy abiertos. Imaginaba que él tenía aun más esperanzas que yo en ganar, pues, por más que me costara admitirlo, él debía haber escrito una buena obra... no como yo.
—Y el ganador es... —hizo una pausa para crear suspenso—. ¡Camila Manoban!
—¡¿Qué?! —exclamamos, al unísono, Jason y yo.
Camila se levantó de su asiento y subió al escenario a recibir un diploma con una sonrisa triunfante.
—Su obra será presentada a final de año, interpretada por los chicos del club de teatro —informó la directora.
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Mi Vida, Mi Obra
Teen FictionSummer decide inscribirse en un concurso de su escuela para escribir la obra dramática que se presentará al final del año escolar. Escribir obras no es lo suyo, solo lo hizo para intentar ganarle a uno de sus compañeros de clase que detesta: Jason. ...