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Horacio se mantenía serio, con los brazos cruzados y mirada perdida.

Habían pasado muchos años ya, muchas cosas sucedieron y la mayoría de ellas, malas.

Se dirijan de nuevo a otra ciudad, estaban escapando, de nuevo todo se había jodido.

Estaban en un avión, con suerte si pudieron entrar, horacio tuvo que ingeniárselas para lograr que aquel hombre de 40 años los ayudara.

Nada es gratis.

A diferencia de horacio, Gustabo seguía manteniendo aquella ilusión que tenía cuando el de crestas lo encontró.

El es un chico divertido, Siempre mantenía una sonrisa en el rostro.

Horacio era todo lo contrario, era serio y frio, daba un aspecto amenazante, pero cuando estaba solo con Gustabo, sin que nadie los viera, era tierno, hacía morritos y lo habrazaba con cariño.

Sin duda, horacio cumplía día a día su promesa, cuidaba de Gustabo como si fuera lo más importante en su vida, y es que lo es, Gustabo lo es todo para horacio, y horacio lo es todo para Gustabo.

La gente cuando los veía no podía evitar sorprenderse, ya que aquel chico más pequeño, tanto como de edad como de porte, Siempre parecía estar dispuesto a todo por defender al más alto. Y siendo cinceros, casi siempre es al revés.

Gustabo miraba maravillado la que sería su nueva ciudad por la ventana, era como un isla, estaban rodeados de mar, pero era muy grande.

En cambio horacio miraba un punto fijo, estaba perdido en sus pensamientos, le preocupaba mucho el cómo conceguir dinero en esta ciudad, si bien tenían algo como para sobrevivir un mes, tenían que pensar también en el futuro.

El de cresta quería encontrar un trabajo, estaba cansado de ir por un mal camino, que terminaba haciendo que tuvieran que escapar. Prefería trabajar y ganarse de mejor forma la vida, ahora que podían.

Un suspiro pesado salió de sus labios, causando que el rubio lo mirara.

G:venga mi niño, no estés así, ten confianza, te aseguro que aquí podremos estar bien-posó su mano sobre el hombro del de cresta.

H:no lo sé Gustabo, siento que solo será igual a todos los lugares en los que estuvimos.

G:ten confianza mi niño, yo presiento que aquí nos espera algo grande-rio emocionado. Horacio no contestó, prefirió callar, mientras Gustabo fuera feliz todo está bien para el.

Pasaron al rebedor de 10 minutos cuando ya estaban saliendo del avión, era un lugar grande y hermoso, de eso no había duda.

Cogieron sus maletas y se fueron de ahí. Horacio con su teléfono en mano, buscaba algún lugar para que fuera su nuevo hogar. Gustabo miraba todo fascinado, sin duda estaba feliz.

Caminaron y sin darse cuenta estaban pasando en frente de un hospital, había mucha gente ahí, como si estuviera pasando algo.

Se escucharon las bocinas de las patruyas de policía, y la gente como si no le importara, siguió ahí, el de cresta y el rubio decidieron pasar de largo, no era su asunto.

Pero nada más llevar la mitad de la calle, la gente que estaba toda junta en el hospital, comenzó a pasar corriendo por su lado.

Ambos se extrañaron, no tenían ni la menor idea de lo que estaba pasando.

??:¡nos empapelan! ¡Nos empapelan! - escucharon gritar a un chico con voz rara y a la vez tierna.

Gustabo rompió en risas, y horacio frunció el ceño con gracia.

✨Someone to die for✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora