No hay un felices para siempre

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Nick

Azoté la puerta de mi casa al entrar en ella.

Mierda de gente que hay en el mundo.

Froto mi cara con mis manos y revuelvo mi pelo, ¿En serio me ve así? ¿Tan poco espera de mi?

Me alegra no haberle contado de mi pasado, si lo hubiera hecho, seguramente se burlaría de mi.

Ella me ve como un chico cualquiera que me tiro a cualquiera cosa con piernas, si así me quería ver, así me vería.

- Con cariño- oigo decir a mi madre saliendo de la sala- ¿no querías romperla de paso?

-Mamá- digo sin mirar a verla- Se que sonará raro y sé que es egoísta de mi parte pero..

- ¿Sucede algo?

- ¿Podríamos salir? Quiero comprar un par de cosas..

Me mira un momento mi madre, seguramente le estaba pidiendo el mundo ahorita, como podrán haber notado no tenemos una vida "normal" que digamos.
Sabía que teníamos que administrar nuestro dinero con cuidad pero, quería hacerlo..

-¿Qué día es hoy?- me pregunta tomando su bolso del sillón.

- Jueves 15

Sonríe satisfecha y aliviada- Esta bien, pero sólo tenemos que pasar a un lugar primero.

-¿ A dónde?

-Al banco.

-Mamá, si en serio no se puede---

Se alarma un momento.

-Si será tonto mi hijo- me da un golpecito con su pequeño puño en la frente- Hoy me pagan.

Sonrío aliviado.

-Gracias..

-Todo por mi familia..- ríe y salimos de la casa.

**
Alice

1º Perdí a Cameron
y 2º Posiblemente mi estado sea de soltera.

Y para hacerlo aún más divertido, cogí un resfriado. Ahora estoy en cama sin hacer nada más que reposar,reposar y reposar; según el veredicto del doctor tengo cansancio mental y físico.

Ahora es como si estuviera en un cuento de hadas, encerrada en mi torre, con una bruja mala de madrastra y un padre muerto, bueno, técnicamente el mío no está muerto (aunque quisiera) pero el punto es que no sale en la historia.

Lo único diferente es que no hay ningún príncipe azul que venga a mi rescate.

Necesitaba arreglarlo, o tan siquiera disculparme porque si yo fuera Cameron jamás de me cruzaría por la mente disculpar a alguien como yo después de todo lo que le dije.

Y lo que más me duele es que, cierta cosas que le dije eran ciertas.

No me tomé la molestia de secar mis lágrimas, sabría que saldrían más. Dejé mid manos sobre las sábanas a mis costados y las lágrimas caían a cántaros.

Alguien tocó a la puerta, rápidamente limpié mis lágrimas y me hice la dormida.

Escuche una risilla, no era necesario pensar quién sería.
Escuché como se abrían las puertas de mi closet y como se pasaban los ganchos con mi ropa de una lado al otro, unos fueron sacados.

Mi cuerpo se tensó cuando oigo las hojas de unas tijeras abrirse paso entre la tela de mi ropa.

Después de unos 10 minutos de escuchar eso, se cerró la puerta.

Me aseguré de que se hubiesen ido definitivamente, corrí y abrí el armario.

Pedazos de tela de mi ropa yacían en el suelo, me apoyé contra el marco de la puerta y me deslice hasta que cayera sobre mis rodillas, mi pelo de pegaba a mi rostro por las lágrimas.

También había algo que no tenía en mi vida como en los cuentos de hadas aparte de mi príncipe encantador, jamás en mi vida tendría un final feliz mi un felices por siempre..

---
- Te mudarás- declaró mi padre en el comedor mientras la gente servía la cena.

- ¿A donde?- pregunté con la mirada clavada en el mantel de seda color perla enfrente mío.

No quería saber porque, era más que claro. Quería empezar una "familia" con ella. O bueno, un heredero prometedor.

- Un apartamento en el centro de la ciudad, mañana llegan por lo cual empieza a hacer tus maletas, no quiero tener que pagar de más porque no te decidías que se largaba contigo.- mi miro fríamente- todo lo relacionada contigo de va de esta casa, entendiste?

Asiento notoriamente para que no tuviera que repetirlo, sus palabras de desprecio dolían hasta cierto punto.

-Oye Alice, no te gustaría comprar ropa? Algo decente te serviría en tu vida diaria- sonríe alegremente Rose.

Sabía que ella sabía que yo sabía que había sido ella, me había herido de cierta forma.

-No gracias- contesto seca.

-Bueno- se rinde y se vuelve a acomodar en su asiento- yo iré, no quiero subir de peso, nos vemos amor- le besa en la mejilla y sale taconeando.

- Iré.. a hacer mis maletas - me levanto y me empiezo a alejar.

-Alicia

Me giro a mirarle.

-Ya que te vas- dije y saca un encendedor y un puro, lo enciende y lo fuma. Expulsa el humo - Llévate las cosas de Amelia.

Asentí y me fui, pase mi habitación hasta la antigua habitación de mis padres, giré la perilla dorada hasta escuchar el seguro viejo tronar y abrí la puerta lentamente.

Estaba tal cual la recuerdo, la colcha de encaje, la cabecera de roble, cortinas blancas y muebles de color capuchino, alfombra crema y millones de marcos de fotos.

Abrí el closet de estilo rústico que media del suelo al techo. En la parte de arriba, estaba el maletín que usaba Amelia para los viajes; la puse sobre la cama y lo abrí.

Regresé al armario y empecé a sacar camisas, faldas largas y vestidos y zapatos de tacón.

Guardé todo, sus joyas, sus perfumes, sus libros, ropa, maquillaje y fotos.

Respiré profundamente y dejé todo guardado ahí.

Regresé a mi habitación e hice lo mismo, la ropa que quedó prácticamente irreconocible la dejé en el cuarto.

No lloraría por ella, ella no lo hizo por mí y yo mucho menos ahora, se fue, prácticamente me abandonó a mi suerte.
Aunque presiento que no me sentiré tan sola con algo de ella a mi lado.

Cambio de RolesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora