en tamaño natural, el modelo de un bisonte, atacando y « matándolo » a continua
ción, el éxito estaría garantizado. Los ritos mágicos/ religiosos tuvieron su origen
en la costumbre de vestirse uno de los cavernícolas con la piel y cuernos de un
animal, asumiendo de este modo el papel del Dios de la Caza y dirigiendo el ata
que. Todavía se pueden contemplar pinturas rupestres de tales ritos, junto con
los modelos de arcilla, agujereados con lanzas, que representan el oso y el bison
te. Es interesante observar la persistencia, hasta relativamente tiempos moder
nos, de esta forma de la magia simpática. Hace menos de cien años los indios Pe
nobscot portaban máscaras y cuernos de ciervo al ejecutar sus ritos para los fines
arriba descritos, y la danza del búfalo de los indios Mandan servía para el mismo
propósito.
También de suma importancia era una diosa, ignorándose si ella existía prime
ro o si se evolucionaba conjuntamente con el Dios de la Caza. La perduración de
la caza dependía de la fertilidad de los animales. Si la tribu iba a sobrevivir-y
pocas personas alcanzaban la madurez en aquellos tiempos-era menester ase
gurar la fecundidad de las bestias salvajes. Aquí también la magia simpática de
sempeñaba un papel estelar. Tras construir con arcilla modelos de animales copu
lando, los miembros de la tribu procedían a hacer lo mismo en un ritual
correspondiente.
Existen muchos modelos tanto en madera como en arcilla de la diosa de la fer
tilidad. Se las conocen generalmente por las figurillas de « Venus, siendo la más
conocida la Venus de Willendorf. Otros ejemplos son la Venus de Laussel y la de
Sireuil. Todas se asemejan en la desproporción y exageración de sus atributos,