Las pesadillas no necesitan cita previa. O al menos, eso piensa Raúl. El pobre enamorado lleva semanas verdaderamente raro, sin dejar que apenas nadie se le acerque, a excepción de Víctor. Raúl se levanta por la mañana y mira adormilado por la ventana. No le gusta lo que ve, a pesar de que un sol resplandeciente anuncia que ya está aquí la primavera, él no quiere verlo así. Solo desea que llegue pronto el verano y tras eso, pasar su último año en el instituto. Por fin entonces todo acabaría para él, al menos todo lo malo. Necesita que todo ello acabe, porque observar como la chica de sus sueños le da besos a otro en el pasillo, no es lo que él precisamente esperaba.
Respira hondo y abre su armario, ve el uniforme colgado, pero no está seguro de que pueda aguantar otro día más. No por el momento. Necesita paz y olvidarse de ella, pero sabe que eso requiere tiempo, cosa que precisamente no tiene a causa de verla cinco días a la semana. Retrocede un par de pasos y se sienta en el borde de su cama. Sabe que tiene que levantarse, ser fuerte y aceptar lo que tiene delante. El problema es ponerlo en práctica, que duele y cuesta sobrellevarlo.
No lo piensa ni un segundo más y se levanta de nuevo. Coge su uniforme, unos calzoncillos y se adentra en el baño. El agua caliente hace que sus músculos se relajen y deje de dar vueltas al tema una incesantemente.
Va hasta la cocina una vez que termina y se toma el desayuno con tranquilidad, no tiene prisa. "Cuanto más alargue el momento, mejor", piensa. Pero entonces suspira al dejar la mirada en el calendario, 21 de Marzo. En tres días será su cumpleaños, pero ni siquiera eso le alegra el día, porque sabe exactamente qué pasará. Si él no celebra ninguna fiesta, alguno de sus amigos la celebrará igualmente por él y precisamente este año no está para nada. Y menos para una de las típicas fiestas que siempre se les ocurría montar al grupo, que llevaban lo peor de cada casa. No tiene ni tiempo, ni ganas.
En el camino al instituto, se encuentra a un par de chicas que le saludan tímidamente pero que él parecd no ver. O por lo menos, no les devuelve el saludo por los bajos ánimos que de nuevo le invaden. Pronto se convertirá en un alma en pena si es que no lo es ya. Una vez que llega a la puerta principal del instituto, se detiene para mirar hacia atrás, la gente que llega y comienza a entrar delante de él al interior del edificio.
- Eh, ¿cómo es que madrugas tanto? -Le pregunta a Víctor que justo llega en ese momento.
- No he podido dormir demasiado. Y raramente me apetecía venir al instituto. ¿Tú qué tal vas?
El chico va a contestar cuando están a la misma altura, pero una voz los corta por completo.
- A ti te quería yo ver. -La voz de Dani se aproxima hacia ellos, que se quita las gafas de sol justo en ese momento y los observa atentamente.- Un pajarito me ha dicho que tu cumpleaños es dentro de tres días.
Ahí está el tema que precisamente Raúl quería evitar, por lo que niega rápidamente al escucharle. No quiere discutir con Daniel,pero sabe que si la pelea comienza, el ganador está claro.
- No voy a celebrarlo. Mi casa no está disponible este fin de semana. -Dice lo más convincente que puede.- Lo siento, chicos.
Dani y Víctor le miran atentamente, como si estuviera completamente loco. Es un delito hoy en la élite no celebrar tu cumpleaños. Apuntad chicos. Ninguno dice nada al respecto porque esperan que el chico diga que solo es una broma, pero eso no ocurre.
- ¿Qué? -Protesta Dani y enarca una ceja para después negar con la cabeza.- No me jodas. Eso no es excusa.
- Claro que no lo es. -Apoya Víctor a su amigo mientras observa aún al pelinegro que los mira descolocado.- Convenceré a mis viejos de que se piren, y la celebraremos en mi casa.
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Bajo vigilancia.
Novela JuvenilDescubrir que la vida tiene sus inconvenientes puede ser un duro golpe, más aún cuando eres joven y crees que eres invencible. En esta historia, sus protagonistas se van a enfrentar a su propio destino, creyendo estar preparados y encontrándose con...