Kilig ❝Billdip❞⇺Adaptación⇻

❣ ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 10 ❣

(Aviso de la adaptadora y escritora original: ¡Todo se va a la mierda aquí! \:D/)

Bill estacionó el auto fuera del edificio, mirando a un nervioso Dipper que jugueteaba con las correas de la mochila en tanto Tyler los observaba, confundido.

—¿On tamos? —preguntó con sueño.

—Tal vez sería mejor regresarnos —dijo Dipper llamando la atención de Bill—, ni siquiera sé por qué estamos aquí, digo, quizás no debería continuar con mis estudios y dedicarme sólo a Tyler y nuestros futuros hijos, así no-

—Pinito —le llamó la atención Bill—, por favor respira cariño —el Omega obedeció, tomando aire y botándolo varias veces —. No pienses ese cosas, ¿está bien? Sé que quieres seguir estudiando y terminar la secundaria como corresponde, así que por favor, no te estreses —le dio un pequeño beso en los labios—. Tyler y yo confiamos en ti.

Dipper sonrió de forma temblorosa, para luego tomar aire una vez más y abrir la puerta. Antes de salir, se giró hacia Tyler, que estaba cerrando sus ojos por el sueño.

—Pórtate bien con papi, Ty-Ty —le dijo de forma cariñosa.

Sonrió para luego voltearse hacia Bill, dándole otro beso en los labios.

—Pasaré a buscarte apenas termines —le  dijo Bill pellizcándole la nariz.

Dipper asintió.

—Te quiero —le murmuró contra la boca.

Bill soltó un gruñido de placer.

—Yo también te quiero.

Dipper cerró la puerta, dejando el calor del auto para luego caminar hacia el edificio donde ya varias personas entraban en camino a las salas de clase. Dipper miró su horario, indeciso, y comenzó a buscar el salón donde tendría Literatura, la primera clase en la escuela nocturna a la que asistiría durante dos años para terminar sus estudios. Luego, Bill le había dicho que si quería estudiar otra cosa podría hacerlo, pero Dipper no quería adelantarse.

Por ahora, terminar su educación secundaria estaría bien.

Entró al salón, nervioso, y con la vista baja se sentó adelante, su olfato notando a Betas y Omegas entre el resto de estudiantes, todos mayores de dieciocho años, y no se sintió tan fuera de lugar.

—Hola.

Parpadeó, dejando de morder su labio inferior, y levantó la vista, encontrándose con la mirada de una dulce chica que le sonreía amablemente.

—Hola —saludó nervioso, sonriendo con timidez.

—Soy Candy Chiu —dijo la chica sentándose a su lado—. Eres nuevo por aquí, ¿no es así?

Dipper sintió sus mejillas sonrojadas.

—Sí, yo... Yo soy Dipper Pines —volvió a morder su labio inferior, sin perder el nervio.