❣ ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 12 ❣

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—Yo no habría perdonado a mi Alfa por una infidelidad. ¡Eso es humillante! Yo le habría roto el peno y obligado a que se lo comiera.

—Es por eso que no tienes pareja, Tami.

—No tengo pareja porque nadie es lo suficientemente digno para mí —replicó Tamara, mirando sus uñas con interés.

Candy suspiró, rodando los ojos mientras observaba a Dipper, que ese día llevó a Tyler a las clases porque su Alfa tuvo una operación de emergencia y no tenía a nadie que pudiera cuidarlo. El bebé, en brazos de Dipper, estaba mirando concentradamente un cubo de rubik, tratando de girarlo son sus gorditas manitas, ajeno a todo en el mundo en tanto Dipper masticaba una manzana.

—No lo he perdonado —contestó Dipper, distraído.

Tamara resopló, levantando la vista.

—Deberías averiguar con quién te engañó —siguió picando Tamara—, así le das una paliza.

Candy golpeó a Tami en la cabeza, sacándole un quejido.

—De verdad, ¿no te cansas de ser tan mala? —regañó Candy—. Lo que menos necesita Dipper ahora es que no lo apoyemos.

La beta suspiró, negando con la cabeza.

—Es sólo que no puedo entenderlo —respondió Tamara—. Una infidelidad... ¿cómo puedes soportarlo?

No, en realidad no lo soportaba.

Varias noches se sorprendió a sí mismo, mientras Bill le hacia el amor con total dedicación y ojos llenos de ternura y cariño, si esa Omega de rostro desconocido que Bill besó no sería mejor que él. Si no tenía mejores cualidades más acordes a las necesidades de Bill. Si no podía darle a ese bebé que Bill tanto parecía querer.

Esa mañana botó al basurero la tercera prueba de embarazo que se hacía desde que Bill lo marcó con el mismo triste resultado: Negativo.

Dipper era fértil, lo sabía, pero sabía también que sus hormonas en sintonía con las necesidades de su Alfa, porque estaban más preocupadas de envolver a Tyler para que estuviera bien y feliz. Sólo cuando Tyler fuera más independiente recién podría quedar preñado otra vez, pero para eso todavía faltaba mucho, y no sabía cómo sentirse respecto a aquello.

—¿Estás seguro de que un día no aparecerá esa Omega a decir que quedó en cinta? —preguntó sin maldad Tamara.

Dipper sacudió la cabeza.

—Bill dijo que sólo se besaron —murmuró debilmente.

—Y el infierno es sólo un sauna —replicó Tamara, antes de ganarse otro golpe—. Deberías sacarle celos con Robín. Nuestro pobre profesor te mira como un cachorrito —agregó Tami como si nada.

Dipper la miró con reproche, pero antes de poder hacerlo, Tyler se adelantó:

—No gu-a. Él —miró a Tamara con grandes ojos inocentes y la Beta no pudo resistirse: a pesar de lucir como una chica despectiva con el mundo, tenía un corazón de oro, y no dudó en tomar a Tyler en brazos.

—No me acercaré a Robín —le dijo a Tami, mientras su amiga se dedicaba a balancear a Tyler, sacándole carcajadas—. Bill me está dando mi espacio, y yo también respetaré su pedido.

—¿Él te pidió no acercarte a Robín? —preguntó Tamara, con regaño en su mirada.

—No —Dipper se encogió de hombros, viendo como los estudiantes entraban al salón para el inicio de la siguiente clase—, pero sé que no quiere que lo haga. No más mentiras. No más celos. No más problemas.

Kilig ❝Billdip❞⇺Adaptación⇻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora