Ángel.

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Conozco a Xen casi desde el día en que nací. Ha sido mi mejor amigo durante la mayor parte de mi vida, mi hermano mayor, e incluso fuimos algo más, hasta que se enrolló con otra. Pero un año después, volvíamos a ser amigos.

Esto implicaba que hubiera ido miles de veces a su casa. Y sé que sus padres nunca están en casa. Y sé que habitúa a llevarse a sus novias a casa.

Por un momento, rezo para que Eve no haya caído tan bajo. Trepo por la tubería medio rota que tan bien me conozco hasta el tercer piso, y entro por el balcón del salón, que suele estar entreabierto. La luz está apagada, así que enciendo el mechero para no tropezarme con toda la porquería que Xen suele tener tirada.

"Voy a por pizzas, ahora vuelvo, amor. Tu ponte cómoda" escucho, con la voz de mi antiguo mejor amigo. Están en la cocina. Suelen utilizar esa puerta para entrar y salir, en vez de la del salón.

Después de escuchar la risita de su novia, cierra la puerta al salir.

Sé que Xen tardará cinco minutos y medio.  Ocho si hay gente en el Telepizza. Tengo que darme prisa. Voy a la cocina cuando Eve se va hacia el cuarto de Xen y me pongo al lado de la puerta.

Cuando ha pasado exactamente un minuto, abro y cierro la puerta con fuerza, para dar a entender que he llegado a casa.

Escucho la voz levemente provocatiba de Eve pronunciando el nombre de mi ex-mejor amigo. Apago las luces conforme voy acercándome al cuarto, y la oscuridad de la noche me ayuda a que Eve no me reconozca.

"Algo me dice que vamos a dejar las pizzas para luego" dice, mientras tira de mi camisa para acercarme a sus labios.

No entiendo como no nota la diferencia de altura. Por si acaso, la agarro y le llevo hacia la cama, la tumbo y me pongo encima de ella, besándola bestialmente.

No parece quejarse de que no beso igual que Xen, así que sigo.

Después de acariciarle levemente el pelo, la agarro de la cadera y me doy la vuelta, haciendo que ella esté encima de mí y yo debajo. Ello la hace sonreir, o eso creo, porque todo está muy oscuro. Bajo mis manos más alla de las caderas, para luego volverlas a subir hasta sus dulces senos.

En vez de quejarse, me desata -o desgarra- los botones de la camisa, pero por suerte no nota la venda que llevo debajo.

Rápidamente, antes de que lo note, vuelvo a hacer que cambiemos de posiciones, para dejar algo de espacio entre nosotras, y que así no note la venda.

La beso aún con más fervor.

Ella intenta desabrocharme el botón del pantalón, pero al ver que no puede, hace que cambiemos posiciones para dejar de besarme.

Se desata uno a uno los botones de su camisa, dejando ver su sujetador de encaje negro.

Doy gracias a la luna por dejarme verla.

Tira su camisa al suelo, y junto a ella, su falda. Entonces vuelve a intentar desabrocharme el pantalón, esta vez con éxito.

Cuando vuelve a besarme, aprovecho para ponerme encima y quitarme los pantalones. Además, empiezo a jugar con el cierre de su sujetador, que cede a la primera. Ella parece sorprendida, porque escucho su risita con un "tienes práctica, ¿eh?". La beso como toda respuesta. Ella consigue que nos sentemos para poder quitarse el sujetador sin dejar de besarme, y me toma las manos, poniéndomelas en sus senos.

Y de repente, alguien enciende la luz.

Eve. [Yuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora